Así fueron y así son: mudos testigos de la memoria de la Alameda de Hércules de Sevilla. Viejas inscripciones de piedra o de madera que, desapercibidas y silenciosas, sobrevivieron a terremotos, riadas, guerras, incendios y toda clase de avatares que sufrió la ciudad. Conocieron las historias de hechos alegres y también luctuosos; observaron el progreso de cofradías y procesiones, desfiles, tranvías o entierros; e incluso hasta reconocieron a personajes populares y anónimos, odiados y queridos, buenos y malos de la Sevilla de ayer y de siempre.
LA HISTORIA DE LA PLACA DE LA JABANILLA Y LOS RÓTULOS DE LA ALAMEDA DE HÉRCULES DESAPARECIDOS
Echemos un vistazo a la panorámica del lugar en 1961, el lugar, antiguo número 4 de Potro. Una vieja casa de vecinos de dos plantas que aparece inmortalizada en la arriada tras la barca, décadas antes a su derribo. A la derecha según miramos, una accesoría con persiana de metal, donde trabajaba un zapatero llamado Antonio, mientras que el siguiente número, el 7, justo al lado, era la casa de Carlos Hill, lugar donde se alquilaban disfraces:
Aunque creemos que anterior a 1856 no debió haberse colocado aquel u otro rótulo,
pues Balbino Marrón elaboró un proyecto que dio lugar a la calle Potro , rotulada en 1875. Pero lo cierto es que a principios de este
siglo XXI se derribó esa casa junto al marbete* que rezaba "Alameda de Hércules", aunque aquel no fue el único que mencionaba el nombre del bulevar en este sitio, pues tenemos constancia de otro, que actualmente tampoco existe, que estuvo en un edificio muy retocado pero que antiguamente fue el Bar Los Majarones y que a finales de los 60-70 pasó a ser un taller de recauchutados, de lo que hablamos a continuación.
Abajo y a la izquierda, ampliamos la parte central de la fachada en una toma posterior, ya de a principios de los 80, en la vemos ampliado y con más nitidez el rótulo que se identificaba la Alameda de Hércules. A juzgar por la cercanía a mi domicilio y también por testimonios de vecinos del lugar, el marbete siempre fue el mismo y nunca fue repuesto o reparado por otro distinto. A la derecha, también ampliado el azulejo de " La Jabanilla ", que se hallaba en la parte inferior derecha del anterior:
Como objeto de valor histórico, no ofrece alguna duda el azulejo que no figura, atención, en el Plano de Olavide; eso sí, en el nomenclátor sí está. Pero el asunto se complica porque en realidad no se conoce el topónimo de esa palabra. Al respecto, Demetrio Mármol Plaza, vecino del lugar, comentaba que: " en aquel lugar existió una vieja taberna -anterior a la de los mencionados Majarones- que fue sitio de reunión de cubanos residentes o transehuntes en Sevilla, a la que llamaron por añoranza " La Habanilla ", de ahí en la evolución oral posterior el cambio de la h por la J. Sin embargo, otro acervo explica que " existió también otra taberna de reuniones políticas denominada " Abanilla ", sin hache ". De esta forma, dos interpretaciones diferentes que no aclararon el origen.
Como antes decíamos, el rótulo de la " Alameda de Hércules ", así como la placa de " La Jabanilla " se conservaron hasta hace muy poquito. Ya no existen. En la siguiente imagen, tomada en 1985, el fallecido cantaor El Pali, parece señalar hacia el taller de automóviles, recordando a los Majarones, aunque tal vez sin advertir que placas ( hemos circulado dos ), siendo el del lado inferior izquiero el de esta investigación, y marbete* estaban allí como testigos del momento, dejándonos prueba de su existencia para artículos de investigación como el que publicamos:
En nuestros días, un bar al estilo moderno ocupa la parte baja de aquel edificio, donde no se ven por ninguna parte las placas:
El mismo edificio, en la parte que entra en la calle Barco, también tres placas de significado diferente: alturas alcanzadas por las aguas del Guadalquivir en diferentes arriadas en Sevilla. Ninguna de las tres sobreviven:
La de arriba menciona 1786, mientras que la de abajo está inscrita un siglo después. El azulejo del XVIII tal vez fue trasladado a la calle Santa Ana, esquina Alameda, justo en la antigua Sacristía; el segundo, desapareció y no nos consta se haya recolocado en algún otro lugar de la Alameda. Se marca, además, la línea de la altura del agua, posiblemente muy dispar en relación a otras zonas más o menos anegadas del bulevar alamedano, por lo que creemos que la primera placa no debió trasladarse. El tercero de ellos, que marcaba la altura del agua en 1961, tampoco se conserva en este lugar.
Pero en la esquina de Santa Ana, además de la placa mencionada del XVIII, también existe otra gemela al del mismo edificio de la calle Barco; en concreto marca la llegada del agua en la riada de 1961 como apuntamos. Vemos las dos láminas actualmente:
Precisamente, en la misma calle Santa Ana, justo arriba de la cerámica que vemos sobre estas líneas, existió un rótulo antiguo, de madera, sobre el que conocemos que a principios de los 80 del pasado siglo fue sustituido por otro de material alfarero, al estilo del actual. El marbete, quizá fue acometido por los operarios que trabajaban en la carpintería del mismo edificio que anteriormente fue la bodega de La Sacristía.
Las placas o los rótulos, al formar parte de un patrimonio cultural muy pequeño al que nunca se ha protegido ni por el que no se han preocupado. Señales calladas, testigos de la Historia de nuestra ciudad. Desde estas modestas líneas solicitamos su conservación y que nunca la dejadez o los malos propósitos no pasen por encima ni se impongan encima de estos reducidos compañeros de tránsito.
* Marbete: Como nombre masculino, pedazo de papel, cartulina u otro material parecido que se pega o sujeta sobre una cosa para indicar alguna información relacionada con ella, en especial su contenido o su destino.
Como antes decíamos, el rótulo de la " Alameda de Hércules ", así como la placa de " La Jabanilla " se conservaron hasta hace muy poquito. Ya no existen. En la siguiente imagen, tomada en 1985, el fallecido cantaor El Pali, parece señalar hacia el taller de automóviles, recordando a los Majarones, aunque tal vez sin advertir que placas ( hemos circulado dos ), siendo el del lado inferior izquiero el de esta investigación, y marbete* estaban allí como testigos del momento, dejándonos prueba de su existencia para artículos de investigación como el que publicamos:
En nuestros días, un bar al estilo moderno ocupa la parte baja de aquel edificio, donde no se ven por ninguna parte las placas:
El mismo edificio, en la parte que entra en la calle Barco, también tres placas de significado diferente: alturas alcanzadas por las aguas del Guadalquivir en diferentes arriadas en Sevilla. Ninguna de las tres sobreviven:
La de arriba menciona 1786, mientras que la de abajo está inscrita un siglo después. El azulejo del XVIII tal vez fue trasladado a la calle Santa Ana, esquina Alameda, justo en la antigua Sacristía; el segundo, desapareció y no nos consta se haya recolocado en algún otro lugar de la Alameda. Se marca, además, la línea de la altura del agua, posiblemente muy dispar en relación a otras zonas más o menos anegadas del bulevar alamedano, por lo que creemos que la primera placa no debió trasladarse. El tercero de ellos, que marcaba la altura del agua en 1961, tampoco se conserva en este lugar.
Pero en la esquina de Santa Ana, además de la placa mencionada del XVIII, también existe otra gemela al del mismo edificio de la calle Barco; en concreto marca la llegada del agua en la riada de 1961 como apuntamos. Vemos las dos láminas actualmente:
Precisamente, en la misma calle Santa Ana, justo arriba de la cerámica que vemos sobre estas líneas, existió un rótulo antiguo, de madera, sobre el que conocemos que a principios de los 80 del pasado siglo fue sustituido por otro de material alfarero, al estilo del actual. El marbete, quizá fue acometido por los operarios que trabajaban en la carpintería del mismo edificio que anteriormente fue la bodega de La Sacristía.
Las placas o los rótulos, al formar parte de un patrimonio cultural muy pequeño al que nunca se ha protegido ni por el que no se han preocupado. Señales calladas, testigos de la Historia de nuestra ciudad. Desde estas modestas líneas solicitamos su conservación y que nunca la dejadez o los malos propósitos no pasen por encima ni se impongan encima de estos reducidos compañeros de tránsito.
* Marbete: Como nombre masculino, pedazo de papel, cartulina u otro material parecido que se pega o sujeta sobre una cosa para indicar alguna información relacionada con ella, en especial su contenido o su destino.
Solo por darle a Vd. el dato curioso. En 1989 yo pude rescatar la columna guardacantos que hacía esquina de ese edificio de de la calle Barco cuando cayó bajo la piqueta de la pre-Expo. La columna de mármol blanco, en la que durante toda mi infancia vi poner el pie a las prostitutas y después los travestis, la esculpí y con ella gané el primer premio de escultura de la Real Academia de BB.AA de Sevilla. La obra era un homenaje a todas esas sufridas trabajadoras que componían el paisaje de nuestra vieja Alameda, y bajo la mujer, sus absurdos y deprimentes clientes.
ResponderEliminarEn relación a las interesantes placas de nivel de inundación, le puedo asegurar que la calle Barco tenía las suyas (creo recordar que unas cuatro) y la esquina de Santa Ana sus correspondientes, no hubo traslado, lo que hubo fue lamenteble desaparición. En Santa Ana tampoco dejaron todas las que había. En ese edificio, junto a la Sacristía, estaba la carpintería Jiménez, por cierto, La Sacristía, para escribir novelas de policías y ladrones, si aquellas paredes hablaran...
Cordialmente.
Solo por darle a Vd. el dato curioso. En 1989 yo pude rescatar la columna guardacantos que hacía esquina de ese edificio de de la calle Barco cuando cayó bajo la piqueta de la pre-Expo. La columna de mármol blanco, en la que durante toda mi infancia vi poner el pie a las prostitutas y después los travestis, la esculpí y con ella gané el primer premio de escultura de la Real Academia de BB.AA de Sevilla. La obra era un homenaje a todas esas sufridas trabajadoras que componían el paisaje de nuestra vieja Alameda, y bajo la mujer, sus absurdos y deprimentes clientes.
ResponderEliminarEn relación a las interesantes placas de nivel de inundación, le puedo asegurar que la calle Barco tenía las suyas (creo recordar que unas cuatro) y la esquina de Santa Ana sus correspondientes, no hubo traslado, lo que hubo fue lamenteble desaparición. En Santa Ana tampoco dejaron todas las que había. En ese edificio, junto a la Sacristía, estaba la carpintería Jiménez, por cierto, La Sacristía, para escribir novelas de policías y ladrones, si aquellas paredes hablaran...
Cordialmente.