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martes, 21 de mayo de 2013

CRÓNICAS DE LA ALAMEDA ( 2 ): "EL RINCÓN"

    DE UN DÍA QUE CAMINABA POR LA CALLE POTRO...

" La Alameda es la Alameda 
  porque es un puro desierto
La Alameda es la Alameda
 porque es un puro desierto
 Tristes están tos sus esquinas
     porque no pasan flamencos " 

El Pali 

No le faltaba razón al Pali cuando grabó aquella popular sevillana en 1968: la Alameda ya no era la Alameda. Entonces y desde la postguerra, el "rectángulo de Hércules" pasó por un período de progresivo abandono social, arquitectónico y cultural, que no comenzaría a cambiar hasta muchísimos años después. Sin embargo, todavía existen personas que conocimos parte de aquellos "decadentes" años alamedanos, denostados por muchos,  pero también tal vez añorados por una minoría, amante de la soledad y del sabor local que por aquel entonces ofrecía el bulevar, cincelado por rostros que reflejaban lo autóctono, en un dédalo de rincones y vacíos que el hombre del siglo XXI destruyó para siempre. Pero hay algunas cosas que, o bien felizmente no han cambiado, o las transformaciones no les hicieron perder el sabor de antaño....

Cuando paseo desde la calle Potro a la Plaza de la Alameda, a veces recupero algunas de aquellas sensaciones particulares, que fugazmente pasaron por mi infancia y adolescencia. Aquel espacio figura en uno de los extremos del bulevar, el cual posee asimismo una larga historia y una impronta aún sin desfigurar.

En el año 1875 fue rotulado por primera vez un tramo que ya se conocía desde 1408 como continuidad de San Lorenzo: el Potro, o del Potro. También fue aledaña, por su acera izquierda, a la calle de la Laguna ( Jesús del Gran Poder ), cerrando en el XVI la fachada posterior del colegio jesuítas de los Irlandeses. En 1856 el proyecto de Balbino Marrón, para regular y cerrar la Alameda por el lado sur, conllevó la construcción de dos manzanas de casas que conformaron Potro tal como actualmente se conoce:
El entrar desde Conde de Barajas a Potro y luego desembocar a ese entrante que forma la Plaza de la Alameda conforma un cuadro cuyos recuerdos se pierden en el tiempo. A continuación, Plano del proyecto de ordenación de la Alameda, de 1863, en el que ya vemos mencionada la Plaza:
La mayor parte de las fincas que colman Potro-Plaza, conservan el espacio que ocuparon y el mismo número: año 1895, que es el más antiguo ( Nº 8 ); 1912 ( Nº 6 ), 1910 ( Nº 7 antiguo ); mientras que el 9 es de 1964 y el 5 pertenece al 2007. En el 6, sabemos que el poeta Gustavo Adolfo Bécquer vivió entre 1850 y 1852, aunque la casa fue muy reformada en el año 1912. Respecto al número 5, creemos que tal vez allí durante los años 70 y 80 existió un prostíbulo que nos parecía indicar la frontera de aquella Alameda.  Abajo, la calle Potro en su confluencia con la Plaza de la Alameda, en la riada de 1961: a la derecha, el número 7, de 1910 ( hoy en día 12 de número de gobierno ); en el centro se distingue una accesoría / local con una persiana metálica donde tuvo el taller un zapatero muchos años; hoy en día, de aquella construcción sólo queda un tapial y el resto es un solar que espera la piqueta. Al fondo, detrás de la casa, se eleva un tejado que perteneció a un edificio posíblemente derribado o remodelado en los años 60 que sirvió de comisaría auxiliar, cuya entrada se encontraba por la calle Jesús del Gran Poder. Parte de aquella construcción se unía, también por atrás, a las casas que aparecen a la izquierda, demolidas para la construcción del Alameda Multicines.
A principios de 1977 se procede a inaugurar el Multicentro Alameda Multicines, concebido como el primer drugstore de la ciudad. La familia Hernández acertó en la construcción del local, figurando casi 40 años cita obligada para la tradición cinematográfica sevillana. Abajo, dos formatos de entradas, muy bonitos y personalizados: el primero de 1977, el segundo de 1986: 
En los bajos del local hubo varios establecimientos comerciales, entre ellos, un bar de zumos tropicales y una de las hamburgueserías pioneras en Sevilla: el Burguer Bravo´s. Recuerdos de días entre semana, poca gente, comiendo mi hamburguesa de veinte duros....
 Era, aquella Plaza de la Alameda: la del Bar Los Faroles, la del "hasta aquí llegó el agua", la del taller de Manolo, ¡ la del Casino Ferroviario Ferroviario ! ese edificio de 1900 que ahora es un video club, habiendo perdido gran parte de su personalidad de antaño, aunque la fachada es evocadora. Las siguientes imagenes nos transportan a otra época: En primer lugar, el desaparecido taller de Manolo, que ya forma parte del nuevo Bar Realito ( de la Academia ya hemos hablado en otro reportaje anterior ); más abajo, el Casino y una escena cotidiana dentro del mismo edificio:
En la actualidad, los dos bares que colman uno de los flancos del entrante de la Alameda nos refrescan el momento en que vivimos, con los veladores ocupando el suelo, repletos ante el partido frente al televisor de la pared de fuera, y mucha gente, la mayoría de tránsito, entre los que no faltan los que piden limosna y cigarros. Aún así, hay algunos momentos en que ese hueco, ese rincón que marca la frontera, parece estar detenido en el tiempo, en una crónica de la Alameda.



jueves, 9 de mayo de 2013

CAMPOS DE FÚTBOL DESAPARECIDOS: EL CAMPO DEL SUBCOMITÉ

EL CAMPO DE FÚTBOL DEL SUBCOMITÉ

Si hubiera que señalar uno de los campos de fútbol en los que más partidos jugaron los equipos modestos sevillanos, este fue el que se conoció como el Campo del Subcomité, que vio desfilar muchísimos encuentros en la década de los años 30, 40 y 50. El polvo del tiempo y los cambios de la zona borraron la existencia de uno de esos terrenos que, por su importancia y tradición, ahora dedicamos un espacio para su recuerdo.

En 1928 el Sevilla Fútbol Club abandona su recinto de Reina Victoria debido a que aquel terreno formaría parte de la Exposición Iberoamericana del 29. El Barón de Gracia Real, presidente del club blanquirrojo, alquila unos terrenos a la Inmobiliaria Nervión, construyéndose un Estadio que daría, para la gloria del sevillismo, la Liga de 1946 y tres copas de España.

Sin embargo, el proyecto sevillista del Viejo Nervión también pasaba por disponer de un recinto anexo al Estadio, el cual serviría para entrenamiento del equipo. El diario LA UNIÓN del 2 de septiembre de 1928, comentando las obras del Estadio, añadía: "Quedarán sembrados el terreno de juego y el de entrenamiento". Pues bien, ese lugar para entrenar debió ser el posteriormente conocido como el Campo del Subcomité.

La imagen, que consideramos un documento interesante tanto para el sevillismo como para el resto de los sevillanos, es del año 1944, y en ella podemos apreciar perfectamente el conjunto deportivo formado por el Viejo Nervión y el Campo del Subcomité, que incluía varios graderíos y una amplia visera en uno de los goles. A la derecha, los terrenos que ocuparían el Ramón Sánchez Pizjuán unos años después:
Según el libro de la Federación Andaluza de Fútbol conmemoratorio de su 50º Aniversario, se mencionan los principios del Campo del Subcomité unidos indisolublemente al Estadio sevillista del Viejo Nervión:
¿ Por qué el nombre de "Subcomité" ?

Manuel Carmona, nos comentaba en su libro dedicado al Calavera CF, nos indicaba que "Hasta la creación de la Liga de Fútbol, la principal competición que se disputaba era el Campeonato Regional o 1ª Categoría; una liguilla que comenzó en Andalucía en 1915. En sus primeros años de existencia los campeones eran los únicos que se clasificaban para la Copa de España, pero posteriormente, ya a partir de 1926 los subcampeones también podían participar en tan prestigioso torneo.
A pesar de que solían ser pocos los equipos que participaban en el Campeonato de Andalucía, poco a poco fueron apareciendo nuevos clubes, organizándose entonces la Categoría B, que incluía la Fase Local, la Regional y una promoción de ascenso para ascender a la 1ª Categoría. Posteriormente se creó otro grupo de la clase B que incluía el último escalafón federado del fútbol sevillano. No obstante, la continua aparición de clubes dio lugar a que éstos, que no tenían cabida en aquella clase B, se autodenominaran de "Tercera Categoría", sin estar federados y organizando entre ellos su propio Comité desde 1928, con sede en la calle Crédito nº 11. En este campeonato no se podían alinear a jugadores que hubiesen participado en algún torneo oficial. Se crearon 4 grupos.

Al crearse la Liga los torneos regionales se devalúan, suprimiéndose por esta razón la Categoría B, quedando muchos equipos abandonados a su suerte. Por ese motivo en 1930 se creó un Subcomité para agrupar a los equipos de 3ª Categoría que, al poco, pasó a formar parte de la Federación Regional Sur, federando a dichos clubes." El  Campeonato de 1930 se disputó en el desaparecido Campo de la Calle Pagés del Corro. Sin embargo, las instalaciones sevillistas, mejor dotadas que las restantes, serían las principales protagonistas no sólo de las competiciones de los clubes locales modestos a través de los años, sino también de numerosos torneos como el de la Peña Sevillista, la Copa Comarcal, la Copa Delegación, Copa Modestos, etc. De todas formas, otros campos compartieron muchos partidos oficiales y amistosos junto al del Subcomité, tales como el mencionado de Pagés del Corro, la Residencia Universitaria de los Salesianos de la Trinidad o el del Club Deportivo Puerto.

Aquel recinto de Nervión vio desfilar a un sinfín de singulares entidades, muchas de ellas desaparecidas hace muchísimos años y otras pocas aún existentes. La lista se haría interminable, y por citar algunos: Calavera C.F., CD Osario, AD Museo, CD San Fernando, Balompédica Trianera, Carolina CF, Juventud Balompié, Nervión, CD Oriente, Triaca CF, Triana CF, CD Español, CD Alcalá, AD Cros ( de San Juan de Aznalfarache ), Torreblanca CF, Sevilla FC Amateur, CD Santa Ana, Deportivo ABC, Estrella CF, San Antonio, CD Granja Escuela, CD Ciclón, CD Hytasa....Eran tiempos en que la afición balompédica se desbordaba y coger el tranvías o ir a pié a ver a los equipos modestos era algo muy común.
Entre aquellos equipos destacó también el Hispano-Aviación, que formado en la fábrica de la calle San Jacinto por los obreros y empleados llegó a ser campeón del Trofeo Peña Sevillista, participando asimismo en numerosos partidos de entrenamiento con el Sevilla FC, debido al potencial del equipo trianero. Abajo, el diario ABC del 4 de enero de 1983 nos ofrece una imagen del equipo, en 1945:
Otro de los equipos que llegaron a hacer historia en el Subcomité fue la Agrupación del Museo, el histórico club de la calle Alfonso XII, por el que pasaron jugadores como Angelillo ( que llegó a estar en el Betis y el Sevilla ) o el mítico capitán bético Andrés Aranda. En la publicación deportiva Trofeo de agosto de 1946 vemos a los equipos del Esperanza y del Museo que disputaron la Final del prestigioso torneo Peña Sevillista, ganado por los museísticos. En aquel equipo figuraban hombres como Villarín, persona de díscolo carácter que llegó a jugar con el Betis en Tercera División unos años después; y Oñoro, sensacional jugador que con el Sevilla llegó a ser algunos años titular y que en la 50-51 llegó a marcar 11 goles.

Otro equipo que llegó a jugar muchos partidos en el Subcomité fue el filial del Real Betis de principios de los los años 50: el Juventud Balompié. En esta ocasión vemos un gol marcado al histórico Triaca, en partido de la Copa Comarcal:
La proyección del nuevo estadio sevillista, que en principio se iba a denominar Gran Nervión, propició que se apartara el Viejo, junto al Campo del Subcomité. El Ramón Sánchez Pizjuán vio colocar en él su primera piedra el 2 de diciembre de 1956, pero el presidente que llevaba el nombre del Estadio ya había fallecido. El 7 de septiembre se inaugura el Estadio. Para la Temporada 57-58, los datos encontrados nos indican que el Campeonato Local de fútbol se disputaba en el Campo de la Trinidad y en el de Salesianos de Triana, no habiendo hallado más partidos de ese carácter en el Subcomité. La imagen de abajo, captada el 3 de enero de 1961, nos ofrece la perspectiva de un Sánchez Pizjuán todavía sin acabar y la apariencia del abandono del Viejo Nervión y del Subcomité.
Interesante, cuando menos, la evolución de esta zona de Nervión al paso del tiempo. Pasamos al año 1969. En esta ocasión aún permanecen las fábricas de la izquierda y parte superior donde se confluye a Rico Cejudo, pero del Subcomité no queda casi nada:
En la actualidad y desde parte de  la segunda mitad de los 80, con la recalificación de los terrenos, poco a poco fueron apareciendo nuevas edificaciones, tales como el centro comercial Nervión Plaza; sin embargo, unos años antes de aquello, aún había espacio para solazarse en el romanticismo. Aprovechando la cartografía, finalizando con las perspectivas aéreas, veamos una imagen que traerá recuerdos a más de uno: el Triple Cine estival de Nervión, que lo recordamos desde parte de los 70 hasta finales de los 80. Es la esquina con Eduardo Dato, ocupando parte del Viejo Nervión pero muy cerquita del Campo del Subcomité:
Esperamos hayan pasado un agradable viaje por este túnel del tiempo sevillano, en esta ocasión relacionado con los campos de fútbol desaparecidos, que a buen seguro seguirá continuando el hilo que iniciamos en su momento.

domingo, 5 de mayo de 2013

CRÓNICAS DE LA ALAMEDA ( I )

Si tuviéramos que escribir un recopilatorio sobre la vida cotidiana de la Alameda de Hércules desde, cuando menos, el comienzo de la década de los sesenta hasta principios de los noventa, que es el período que principalmente abarca el objeto de este blog, habría material para escribir un enorme vademecum. Labor casi imposible de realizar. Pese a los inconvenientes, hace dos años que publicamos un recopilatorio que expusimos en este portal con una primera parte sobre ello:


Desde aquel tiempo hasta hoy, hemos seguido haciendo acopio de materia como para continuar la obra sobre aquella Alameda, la cual consideramos nunca volvió a ser la misma de la de antes; esa globalización que ahora se acepta y de la que apenas se habla, que acabó por matar aquel "gusanillo de la tranquilidad" que tuvo Sevilla hasta hará poco más de dos décadas. Ahora, un sinfin de rostros de cualquier lugar, a cualquier hora, ocupan el protagonismo de ese espacio conocido por la Alameda de Hércules. Camino, estorbado entre la gente que en todos los sentidos cruzan el bulevar. Las calles adyacentes se hacinan de coches, motos y bicicletas. Por fin, encuentro un espacio para el asiento, enciendo un cigarrillo y, expuesto a que los desconocidos irrumpan mi rincón de paz pidiéndome tabaco, descanso la mirada más allá de la Casa de las Sirenas....

Es la confluencia de la esquina de la calle Lumbreras y Alameda ( ahora Mastín ), donde se ubica ese mamotreto de edificio, la Jefatura de Policía, hombre. En el 2006 lo colocaron para rellenar un solar que durante muchos años careció de una utilidad concreta pero que sirvió para todo. Hablamos de un espacio que a partir de finales del siglo XIX albergó también otra Comisaría - Cuartel. En los primeros días de la Guerra Civil, un bando de Queipo de Llano instó a los sevillanos a depositar sus armas en aquel edificio. Parece ser que la Alameda de Hércules, en sí no fue un foco muy importante de resistencia ante los sublevados, sobre todo si lo comparamos con la cercana zona de San Julián o el Pumarejo, por poner un ejemplo. Sin embargo, en los primeros días del Alzamiento, las tropas republicanas intentaron resistir a los nacionales de manera infructuosa, en aquel Cuartel de la Guardia de Asalto.  

No obstante, la Alameda, que casi siempre había sido un espacio deprimido y obrero, a tenor de su amplitud sirvió de plataforma aglutinadora de la masa social que protestaba. Abajo, dos manifestaciones, en 1915 y 1922. Fuente de prensa: periódico "Mundo Gráfico": 


Un vecino de la Alameda, Antonio Fernández García, recordaba hace años que "el antiguo Cuartel de la Policía Armada tenía un edificio de dos plantas, esquina a la calle Lumbreras, perfectamente en línea con el resto de las aceras de ambos lados, más un adosado a dos aguas de un techo, propio de un garaje, con una salida trasera a la calle Juan de Oviedo, que casi lindaba con el Corral de Esquivel". La siguiente imagen que podría tener medio siglo, nos enseña el edificio por la entrada principal Lumbreras - Alameda:
En la Postguerra, la Alameda de Hércules pasó una etapa de decadencia. Pero el Cuartel continuó ubicado en aquel sitio estratégico, controlando asuntos como la prostitución y la delincuencia. Abajo, vemos una fotografía aérea que muestra la alineación del Cuartel, Corral de Esquivel y Casa de Las Sirenas (aún con muchos elementos conservados), en el año 1944:

En 1965-66, la nueva Comisaría de Policía de la Gavidia - Concordia, pasó a sustituir las funciones del singular edificio de la Alameda; sin embargo, posteriormente, el viejo Cuartel se utilizó para albergar a familias humildes que esperaban la inminente ocupación de las recientes viviendas del Polígono Norte, hasta que se comenzó a demolir el 30 de noviembre de 1973:
En el resto de la década de los 70 y hasta casi mediados de los 80, el solar resultante del derribo del Cuartel sirvió para usos diversos, pero principalmente valió como almacén y venta de material sobrante y de chatarra. La siguiente visión cenital nos enseña -enmarcado en rojo- el estado en que se encontraba el resto del edificio, del que sólo se conservaba la tapia del perímetro y el Corral de Esquivel junto a la construcción donde se encontraba el concesionario de Automóviles Maraver. También es visible el solar que luego fue ocupado por parte del número 11 de la calle Becas. La fotografía pertenece al mes de agosto del año 1982: 
Sobre 1985 u 86, el solar en cuestión pasó a ser utilizado como campo de deportes preeminentemente, adecentandose las tapias y estableciendose varias pistas de futbito ( clickear en la imagen para ampliarla, se ven las porterías ). Algunos institutos y colegios cercanos al lugar, como el del conocido entonces Centro de Estudios Julio César, llegó a usar las instalaciones para juegos. La perspectiva nos expone un descampado de albero a todo color en septiembre del 85, el Corral de Esquivel, y, de nuevo, La Casa de Las Sirenas en la situación de abandono en que habitualmente se encontraba. Y más abajo, la entrada al recinto, ya en 1990:

Tras servir como lugar de salida de Reyes Magos y otros peculiares menesteres, este viejo paquete de suelo volvió a encontrarse con su antiguo destino: el de Comisaría, algo que se cristalizó en 2006. Era la puntilla que casi finiquitaba los restos evocadores de una antigua Alameda que no volverá: la del Rey de los Caramelos, el kiosko de los anticonceptivos prohibidos, o el Corral de Esquivel con aquel travesti sentado en la puerta, muy cerquita del antiguo cuartel. Pero todas esas cosas han pasado a ser parte de historias que sucedieron hace años y que habrá tiempo para contarlas en tu portal de sevilladesaparecida.com.