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viernes, 27 de diciembre de 2013

LA ESCALERILLA DE LA CALLE TORNEO

El desembocar en la calle Torneo, durante generaciones, significó la desconexión con el entramado urbanístico, una verdadera frontera y un espacio predestinado para ejercer la soledad y la aventura dentro de la misma ciudad. Algunas calles adyacentes estaban compuestas en su mayor parte por un conglomerado de viejas edificaciones que convivían con algunas más modernas, formando panoramas autóctonos donde la calidad de vida era algo predominante.

Los años fueron pasando, y la Exposición del 92 fue el pistoletazo de salida de cara hacia una transformación casi total del entorno: Se demolió el muro, borrándose aquel mundo interior de las abandonadas instalaciones ferroviarias, se quitó el tapón de Chapina reduciéndose la amplitud de sus jardines, se construyó un larguísimo paseo de nombre monárquico que pronto se llenó de transeuntes, deportistas, jóvenes de botellona, chiringuitos de verano, delincuentes y mendigos. Por su parte, la calle Torneo también cambió su fisonomía con el establecimiento de nuevos carriles, que durante sus primeros años paliaron los otrora atascos de tráficos en aquella arteria; mas sus aceras fueron reducidas por la señalización del carril bici. Además, se hizo una nueva estación de autobuses, mientras que la antigua de Córdoba fue convertida en centro comercial. Y también se elevaron nuevos puentes. Aquellos cambios sirvieron para que, Torneo, al igual que sus tramos más cercanos, recibieran diariamente una ingente cantidad de población flotante. Aquellos cambios comenzaron hace poco más de veinte años, por lo que creemos que el "progreso", a veces se mide menos por el tiempo transcurrido que por las decisiones políticas.

Sin embargo, entre tanto estress, bicicletas, carriles de autobuses y rostros desconocidos de todo tipo, todavía en la zona queda un lugar libre que, como no han podido edificarlo, les ha quedado la opción de usarlo como aparcamiento. De todas formas aún conserva su estructura de lleno, así como el sabor a otros tiempos: La escalerilla de la calle Torneo.

El último tramo de la calle San Vicente desemboca en lo que fue el barrio de San Juan de Acre, órden militar a la que, en el XIII, fue donado el terreno que actualmente ocupa la confluencia de la parte final de la calle Guadalquivir, que desemboca en la Puerta de San Juan, mas Pizarro, Clavijo, Mendigorría, Álvaro de Bazán y Pérez de Garayo. El plano de Olavide, de 1771, refleja la jurisdicción de San Juan de Acre, con la calle Guadalquivir denominada "De la Estrella": 
1. Puerta de San Juan. 2. Capilla de la Estrella ( antes de San Juan ). 3. Iglesia prioral de San Juan de Acre. 4. Convento de Santa CLara. 5. Convento de Santiago de los Caballeros. 6. San Clemente. 7. Calle Arte de la Seda.

Todo el conjunto sería remodelado en 1837, y en 1863 la Puerta de San Juan fue demolida, dando lugar a la calle Torneo. A fines del XIX, la plaza de Santiago de la Espada desapareció totalmente al construirse en su lugar una manzana de casas y ampliándose otra, resultando de ello el nacimiento de la calle Pérez de Garayo, corta vía que desde su creción desemboca en una extensión rectangular, producto del desnivel de la eliminación del lienzo de muralla, cuya parte superior es la calle Torneo.

Extracto del plano de Urbanismo de 1929. En el mismo ya aparecen dibujados el rectángulo que nos referimos y una escalera que comunicaba Torneo y Pérez de Garayo, aunque esta última calle es mencionada como "Calle de Plaza de Gamazo", no descartándose que el sitio rectangular fuese denominado así:
Todos los documentos relacionados con la confluencia Pizarro / Guadalquivir, nos hablan de una zona tranquila, en la que existieron almacenes industriales, como la fábrica de jabones de Tomás Pérez Benítez, la factoría de material de construcción de Tábora de los Reyes, la destilería de Lorenzo del Castillo, o los almacenes y fábrica de camas Cobián. Ahora, echemos un vistazo al plano de 1943 y a una fotografía cenital de 1944:
Según los datos que manejamos, encontramos que el edificio de pisos que existe actualmente en la calle Puerta de San Juan y que ocupa el lugar de la fábrica de Cobián, fue construido en 1976, en tiempos de plena orgía de palancas y piquetas, derribándose por aquel entonces la vieja fábrica en cuestión, quedando sólo un pequeño extremo libre sin una función concreta, cercado por un tapial bajo de mampostería. La imagen corresponde a 1986, apareciendo como siempre el rectángulo exento, y más abajo el espacio libre resultante de la fábrica de Cobián:
Sabemos que en la primera mitad de los 90, aquel espacio libre se remodeló de una forma sencilla, confiriéndose la Plaza de Pérez de Garayo. Por otra parte, ese rectángulo y su escalera, también han seguido vivos hasta el momento, aunque el espacio exento, en su mayor parte, no va más allá de un pequeño parking. En los 80, todavía, los chavales de barrio, jugábamos allí partidillos de fútbol; ahora, cuando menos, continúa sin ser edificado. Familiarmente, el lugar era conocido como la "escalerilla". Veamos unas fotos recientes: 1. Plaza Pérez de Garayo, con las escaleras al fondo ( derecha ). 2. Escalerillas, y arriba Torneo. 3. Escalerillas desde Pérez de Garayo. 4. Vista desde Torneo.
El solar conocido como "la escalerilla", por lo tanto, no sólo ha sobrevivido al tiempo, sino que aunque para Urbanismo figure como espacio libre, éste también carece de objeto para su edificiación, debido a la estrechez del mismo, a su rodeo por tres edificios y la calle Pérez de Garayo. Además, hace unos años se expuso un proyecto destinado al uso lúdico de los solares libres, que al parecer en este lugar no llegó a tener éxito. En cualquier caso, una remodelación del terreno, cambiándolo a parque infantil y unos cuantos bancos nunca supondrá la transformación radical del lugar. Es más, prospecciones y estudios arqueológicos recientes, podrían ubicar en esa zona la antigua Puerta de San Juan, gracias a los descubrimientos en el edificio de la casi lindante Torneo nº 26, donde se conserva al parecer, parte de una torreta almorávide. El lugar se presenta delicado ante cualquier tipo de acción urbanística.
Desde Sevilla Desaparecida nos congratulamos que aún existan sitios como la Plaza de Pérez de Garayo y las "escalerillas", espacios olvidados que nunca serán rutas turísticas ni objeto de masificasión.

Dedicado con especial cariño a Chema "Matachanas", José León, Manolo Bueno, Fermín, Antonio de la Rosa, Romero Ruiz, Cristóbal Monroy, Fernando Mateos, Pablo, Alex, Guti y Manuel García Ruiz, entre otros, por aquellos partidillos en la Escalerilla que jugábamos en los años 80.

sábado, 14 de diciembre de 2013

EL CINE DELICIAS DE LA CRUZ ROJA

El cine Delicias formó parte de aquel universo cinematográfico sevillano que abarcó desde 1960 hasta la entrada de los años 90. El popular barrio de la Cruz Roja, erigido dentro de lo que fue la Huerta de la Barzola, fue el escenario de un auténtico cine de barrio. Propiedad de la empresa MACRU, el Delicias se hallaba situado en el número 3 de la calle Juan Núñez, justo entre la Avenida de la Cruz Roja y las vías José María Izquierdo y Albaida, entrándose también por el 39 de esta última calle. Veamos la toma de abajo, realizada en 1982:

De 1949, según el Catastro, data el edificio donde fue costrudo el cine. Nicolás Salas, en su libro "Sevilla, en tiempos del Tamarguillo", nos ilustra con una fotografía de un panorama olvidado y escondido en el tiempo; evocaciones de cuando se era un niño que vive con las sensaciones a flor de piel, o también, porque no decirlo, evocaciones de un adolescente que casualmente, en sus primeras en intrépidas primeras salidas, caminaba sin descanso para adentrarse en aquella frontera desconocida, que en una tarde soleada, al volverse en la esquina de una calle vacía, se quedó parado mirando un cine que nunca, hasta entonces, supo que existía:
El Delicias fue inaugurado oficialmente en 1960, presentando un aspecto interno excepcional, con materiales encargados en su mayoría por empresas sevillanas mas algunas de otras procedencias, casi todas ellas desaparecidas hace muchísimos años: Mármoles de Manuel Gómez, que tenía la empresa en la calle O'Donnell, Industrias Gares, con su taller / sucursal en el Pasaje Quijano; butacas y mobiliario de Quesada Zapater, sonido de Ángel Quintana Mellado en Faustino Álvarez; iluminación de la mítica Lumineón Sevilla, que en la Alameda de Hércules poseía su local; espejos y cierres encargados a la cristalería Erausquin de la calle Arrayán, etc.

Aún así, en 1965, la sala debió sufrir una reforma importante, por lo que se sustituyeron las butacas, la refrigeración y el sistema de proyección:
La vida del Delicias se desenvolvió orientada tanto a las proyecciones de reestreno y de estreno, cubriendo el marco invernal de la zona de Cruz Roja, León XIII, Retiro Obrero, e inclusive Pío XII con su cine Lux de la calle Conde de Halcón. En 1978 estrenó, junto a otros cines en simultaneo, la película sevillana producida por Triana Films " Un parado en movimiento ", protagonizada por los genuinos Paco Gandía y Pepe Da Rosa. En 1981 estrenó junto al Alameda Multicines "El lago azul".
El Delicias debió resistir muchos avatares, sobreviviendo a la llegada del video, inclusive llegando hasta 1996, año este en que terminó su existencia. El lugar que ocupaba la sala, es actualmente una superficie comercial. Prácticamente se llegó al fin de los cines invernales de barrio, que con su decoración artesanal y los porteros vestidos de uniforme, evocaban una época desaparecida, la que muchos parecen añorar en algunos aspectos, pero que una vez llegada la hora de los políticos, qué poquito interesa recuperar nada.