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lunes, 24 de febrero de 2014

LOS KIOSKOS DE LA PLAZA DEL MUSEO Y LOS DE 1939

LOS KIOSKOS DE LA PLAZA DEL MUSEO Y LOS DE 1939

La mayoría de los kioskos sevillanos de prensa o chucherías, pasaron a un modelo uniforme, perdiendo las variopintas y tradicionales estéticas que los conformaron. La ley de 1998-99 se encargó de ello, facilitándole de esta forma al kiosquero una estructura más moderna, segura y funcional; a cambio, dejamos de ver aquellas casitas de madera, por lo general, de espacio limitado y tal vez frágil apariecia, pero que pertenecieron al costumbrismo que vivió algunas generaciones de sevillanos, cosa esta que poco le importa al político una vez descubre por donde ganar dinero.

Sevilladesaparecida.com ha sido un portal pionero en la investigación y difusión sobre la historia de nuestros quioscos tradicionales. Continuamos en esa línea, dirigiéndonos en esta ocasión a los ubicados en la histórica Plaza del Museo, espacio resultante esta última de una operación urbanística que se culminó con la demolición de gran parte del Convento de la Merced en el siglo XIX.

En 1875 el Ayuntamiento decide celebrar una velada debido a una fiesta religiosa de la Iglesia de San Vicente. Desde entonces se instalaron paradas de carruajes, urinarios públicos y puestos de agua. Rafael Laffon, evocaba a la Plaza como "oscura y desértica" durante la noche, pese a todo, desde los años 90 del siglo pasado se halla concurrida por vagabundos, que ocupan bancos y espacios verdes para dormir, mezclando un paisaje algo pintoresco entre los turistas que visitan la Pinacoteca y la joven chavalería que discurre por allí. En los 80, también acudían mendigos provenientes de una casa ubicada en la calle Abad Gordillo, donde repartían bocadillos.

El kiosko más antiguo del que tenemos constancia se estableciera en la plaza, se encontraba en la acera casi frente a Abad Gordillo, mirando a la fachada de la desaparecida Iglesia de la Asunción, tal como nos lo dice la imagen de la izquierda, que fue tomada en 1928 y en la que figuran, de izquierda a derecha, Juan Antonio Domínguez Valderrama ( propietario de aquel kiosko y padre de la dueña del posterior ), su tío, Francisco Vidal; un taxista, y Josefa Vidal Camacho, hija de Juan Antonio.

Esta clase de puestecillo, pequeñito, se prestaba a abrirse a través del mismo cierre, al parecer, por dos lados distintos. En su tiempo abundaron junto a otros modelos mayores.


Según la hija de Josefa, Carmen Domínguez Vidal, databa de "cuando el Movimiento", el nuevo kiosko que sustituyó al anteriormente reseñado, por lo que se debió establecer entre 1936-39. Por aquellos años y quizá también algo posteriormente, debieron programarse construcciones muy similares, de las que se citan al menos una terna de modelos de sutiles diferencias. A la derecha, el puesto de Carmen cuando ella aún vivía, a principios de los años 80. Aún había espacio para que los chavales dieran patadas a un balón y se asombraran ante la rara aparición de pintorescos personajes foráneos que pasaban por allí. Actualmente, el Quiosco pertenece a Información y Turismo, pero lleva tiempo cerrado. Abajo, vemos que en el plano de la ciudad de 1943 aparece en la Plaza del Museo en su enclave actual; 

Los otros modelos similares al del Museo, estuvieron repartidos por diversos puntos de la ciudad. Caso curioso es el de la Plaza del Duque, que según la perspectiva en la riada de 1961, se hallaba frente al Palacio de los Cavaleri, que en la imagen aún estaba casi en ruinas, pero que a partir de 1963 pasaría a ser los almacenes Lubre. Al no encontrarse en planos de los 40, dataríamos al establecimiento en la década de 1950:
En la Plaza Nueva, sabemos que existieron tres puestecillos, estando uno de ellos a modo de estanco y otro para la venta de la prensa. Esta fotografía particular que hemos recibido, a nombre de Celestino Menéndez Ruiz, tomada a fines de los años 50 y principios del siguiente decenio, nos coloca el Kiosko a la izquierda del lector, en un tiempo pasado libre del trasiego que en nuestros días ofrece el centro:
De igual forma, el plano de 1943-45 nos expone la imagen de los tres puestos, siendo el que está a la siniestra frente al Consistorio el de arriba:
Hasta aquí la primera parte de los modelos de puestecillos que se construyeron a partir de 1936, racionalistas, de forma hexagonal a la última moda de la época. Desaparecidos la mayoría de ellos, seguirán sobresaliendo en su protagonismo, cuyo espacio les dedica sevilladesaparecida.com






jueves, 13 de febrero de 2014

NERVIÓN CINEMA: EL ENCANTO DE LA GRAN PLAZA

NERVIÓN CINEMA: EL ENCANTO DE LA GRAN PLAZA

Durante la Guerra Civil proliferó la concentración de cines de verano tanto en el Prado de San Sebastián como en los barrios periféricos. Anteriormente, a partir de 1933, en Nervión destacó el Plaza Nueva, que tendría una corta vida. En terrenos cercanos, linde a la Gran Plaza, sobre 1937, la empresa perteneciente a José Manuel del Estad Fernández, dio vida al cine de verano La Gloria  y, en 1940, al Nervión Cinema, que es el que aquí nos ocupa. Sin embargo, no estaría de más ver el plano de 1928, antes de la construcción de las salas mencionadas, con el aspecto del trazado en la parte inferior derecha, de la Ciudad Jardín:



En el término inferior, perspectiva aérea del reciente Nervión Cinema (A), en 1944, frente al cine de verano La Gloria (B). Prácticamente rodeado de huertas y terreno de labor. Una visión campestre y bucólica que iría poco a poco desapareciendo.



La fotografía no engaña, al igual que el plano de 1946, que nos menciona los cines, así como la evolución hasta el momento del espacio, repetido en la imagen anterior:


Hablar del Nervión Cinema, es tratar en lo posible sobre la historia de una sala que sufrió diversos avatares hasta alcanzar su definitivo aspecto. Como aparejador se contrató a Enrique Collantes de Terán, mientras que el arquitecto sería nada menos que el ecléctico Antonio Gómez Millán. Por lo tanto, nos hallamos ante una obra de ineludible prestigio que no debió desaparecer nunca.

Con el lector ubicado en el sitio, Gómez Millán planteó un edificio sencillo, cuya fianza estética se basaba en un exterior suntuoso, que mostraba ciertas influencias del art decó. Interiormente, era de una planta; exteriormente, se accedía tanto por la Gran Plaza como por Eduardo Dato. Los planos del primer proyecto del cine, datados de 1940, con 734 localidades, así nos lo presentan:

    


En agosto de aquel 1940, el Ayuntamiento instó al propietario a ampliar la anchura de las entradas a la sala desde el vestíbulo a la preferencia y a otros cambios interiores de acceso, acorde a lo establecido por la Junta Provincial de Espectáculos. No obstante, antes de ejecutarse el segundo proyecto exigido, sabemos que la sala emitió películas entre los años 1942 y 1944, aunque posíblemente de manera escasa y salteada:

 


En 1947 se presentó un nuevo proyecto de ampliación, concediéndose la licencia de obras en mayo de 1948. El plan se realizó entre aquel año y el siguiente, bajo un coste de 95.000 pesetas. En noviembre hubo otro proyecto más, que incluía la ampliación del número de las localidades, vestíbulos y servicios sanitarios, agrandándose el vestíbulo de la Gran Plaza. También se incluía una grada alta, licenciándose las obras en mayo de 1948. Además, a partir de 1950 se construyeron dos plantas de viviendas sobre las zonas de vestíbulos. En una de estas plantas se ubicó un almacén para el servicio del cine, mientras que en el segundo piso se distribuyeron tres viviendas. Las obras concluyeron el 29 de octubre de 1952. A continuación, alzado de la segunda remodelación del edificio:


En 1957, el río Turia desbordó Valencia en una arriada sin precedentes, generando víctimas y también destrozos de variado calibre. La catástrofe generó un ejemplo de solidaridad para que numerosas instituciones y particulares se volcaran en las ayudas. Establecimientos de España entera se sumaron a este hecho, incluyendo los propietarios de muchísimos cines ( negocios pujantes por aquel entonces ). En este sector, Sevilla no se quedó atrás, y los empresarios hispalenses insuflaron aportaciones económicas, incluyendo entre aquellas salas al Nervión Cinema, que según la prensa de la época, entregó 2.500 pesetas a la causa:


Abajo, cartel de la película " ¡ Quiero vivir ! ", protagonizada por la actriz Susan Hayward. El Nervión Cinema no sólo se limitó a proyectar las clásicas cintas del cine español de la época, sino que también expuso filmes de calidad como el mencionado, o incluso históricos de la talla de "Los diez mandamientos", "Quo Vadis", "Ben Hur", etc.

La siguiente fotografía corresponde al año 1963. Eran los tiempos en que el cine sevillano todavía tenía mucho que cortar: la peli, el ambigú, el letrero de exit, el acomodador, las palomitas y las chocolatinas....Los 70 continuaron más o menos igual, coexistiendo por la zona salas como el Goya, Rochelambert, Candelaria o Juncal. Época de recovecos tranquilos al soleado horizonte. Imagen propiedad del Archivo Cubiles, extraída del libro: Camino a Nervión, Exposición de fotografías sobre Nervión ( 1897-1976 ), Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla ( ICAS- SAHP ).

En 1981 el Nervión Cinema giró su línea y pasó a convertirse en una sala de teatro. Sin embargo la nueva adaptación nervionense duraría apenas dos años. En esta nueva singladura reseñamos el homenaje a la Tía Juana la del Pipa, así como las obras teatrales dedicadas al público infantil.

Una de las últimas perspectivas aéreas del Nervión Cinema, la encontramos en esta toma de 1982, prácticamente en los albores del ocaso de una sala que contribuyó al brillo, la estética y el singular esplendor del histórico barrio de Nervión durante muchos años. Inigualable en su sitio, sin saber aún por qué se permitió su óbito. Aunque, pensandolo bien, a lo mejor es que usted tal vez ( matizando ) sea joven, va al cine, pero no valora lo que fue, por el mero hecho de no haberlo vivido, aunque seguro que no es igual que el Nervión Plaza. Reflexione....

 

viernes, 7 de febrero de 2014

EL CINE ANDALUCÍA: EN LA RONDA....

Haciendo un poco de Historia, hacia 1310 la sevillana Ronda de Capuchinos fue un lugar conocido por Degolladero de los Cristianos (Anales). Más adelante, en la transición del XVI al XVII era popular por los torneos o justas que allí se celebraban. Entrado aquel último siglo, ya a partir de 1627, el sitio de Capuchinos comenzó a mencionarse, debido a un convento fundado por frailes del mismo nombre ubicado en las cercanías a la Puerta de Córdoba. En aquel cenobio, el culto y devoción a una imagen muy venerada dio lugar a que el tramo que hablamos pasara a conocerse como la Ronda de la Pastora. Sin embargo, el Plano de Padura, de 1891, impone la mención por la que se trata actualmente, salvo un paréntesis que duró desde 1931 a 1936, en que el nombre fue avenida de Blasco Ibáñez.

Como espacio extramuros lindante al recinto urbano, la Ronda soportó vertidos de residuos, tanto alpechín, por parte de los molinos aceiteros situados en la calle Aceituno, como también otras aguas residuales; se formaban inmundas lagunas, originando malos olores y demás perjuicios para la salud. No obstante, la vía comienza a urbanizarse a mediados del XIX, construyéndose para tal fin un paseo arbolado. A partir del comienzo de la demolición de las murallas ( 1870 ) el tramo es afectado por diversas alineaciones que culminarían en 1966 ( justo este mismo año, cuando se cometió villanamente demolir el histórico barrio de San Julián ). A la par se parcelan y venden terrenos, los cuales comienzan a ocuparse por industrias, siendo pionera la Fábrica La María, en 1885. El adoquinado sucede en 1904 y el tranvía pasa a partir de 1910, mientras que luz, agua y alcantarillado se introducen un año después....

La histórica Ronda de Capuchinos llegó a ser hasta no hace mucho, un lugar que, debido a su amplitud y relativo alejamiento del Casco Histórico, sirvió no sólo de tránsito como hasta ahora, sino también para el ocio y el esparcimiento. Eran otros tiempos, y conceptos como la masificación y el estrés quedaban lejos para la gente de aquel momento, que sólamente sabía de multitudes en momentos concretos. Las actividades de barrio, autóctonas, se imponían, proliferando sitios de recreo, que a partir de los años 40 del pasado siglo se configuraban en las salas de baile, terrazas y cinematógrafos.

El cine de verano, espacio lúdico fundamental en la Sevilla de hace setenta u sesenta años, fue también parte de la vida cotidiana en la Ronda de Capuchinos, abundando diversas salas, sobre todo estivales, tales como el Cine Capuchinos, el Campoamor ( entrando en la Carretera de Carmona ), el Flor, la Terraza Victoria o el Andalucía, protagonista del articulo de hoy.

Las primeras informaciones que hallamos sobre un cine llamado Andalucía se leen en la prensa sevillana a principios de 1940, pues un anuncio nos decía lo siguiente:

Sin encontrar anterior reseña de aquel "Andalucía", al igual que de su ubicación, cierto es que esta sala Fernando Poo no debió durar mucho, ciñéndose su existencia en torno a 1936, según anunciaban en el mismo periódico los propietarios del Fernando Poo.

Pero la verdadera historia del Andalucía comienza en 1946, ya que es el primer año en el que tenemos noticias, figurando como propietaria la empresa de Don Luis Rojas, sobre el que no hemos encontrado nada; eso sí, el teléfono del local era el 351587 y se ubicaba en el número 5 de la Ronda (actuales 16-17), del que también formaban parte la fábrica de Extractos Curtientes y el Bar La Llave.

A continuación, dos imagenes cenitales de la zona: 1º) 1944, Fotografía: Vemos parcelado el primer tramo de la calle La María (faltando el segundo hasta 1948), con la fábrica textil; mas B: Hospital de la Cruz Roja; C: Dispensario; A: Solar donde se ubicó el cine, aún sin construir. 2º) 1945-46, Plano en que señalamos la sala, supuestamente en construcción.



La inauguración oficial de la sala se produjo en junio de 1947 con la proyección del film mejicano "Al son de la marimba". (Imagen cedida por Pedro Merayo León):

El Cine Andalucía se mantuvo fiel durante muchas décadas, superando finalmente la competencia del cercano y más veterano, el Capuchinos, que cerró a finales de los 60. No obstante, ambos cines, al igual que el Osario, Campoamor, Santa Catalina, Trinidad, Capitol, etc, fueron predio de la época dorada de las veladas lucha libre en Sevilla; si bien el Andalucía mantuvo aquellos espectáculos hasta casi su desaparición. Desde mediados de la década de 1940 hasta 1968 o 1969, aproximadamente, los escenarios de catch y de lucha grecorromana, prometían excelentes entradas en los cines. Abajo, cartel anunciador de una velada en los sesenta:

De esa forma, por el Cine Andalucía de verano pasaron los mejores luchadores sevillanos, del resto de España mas una pléyade de extranjeros. Hablamos de hombres como Tagua "El Zíngaro", Carlos Moll, Álvarez, "Catarecha", Jesus Chausson, Morlan, Nino Pizarro, Modesto Aledo, y tantos otros. En la imagen de abajo, Benito Galán durante un combate, al fondo, la pared picada del cine:


El Andalucía navegó perfectamente durante la década de los 70, hasta que a partir de 1982 el video llegó y se convirtió en el "rey" de la casa y el sustituto del cine. Aún así, las salas estivales fueron languideciendo y extinguiéndose. La última noche de nuestro cine fue la del 14 de septiembre de 1986, emitiéndose la película de Chuck Norris Los valientes visten de negro. De esta forma se decía adiós a 40 años de tabiques encalados, selecta nevería, pipas, altramuces, la luz roja colgada, la salamanquesa en la pared y todos aquellos elementos que formaban parte de una cultura en la que el ver la proyección significaba otro segmento más. También sabemos de un cine de invierno con el mismo nombre, ubicado en una nave aneja al de estío, del que hablaremos en otra ocasión.


Y esto es lo que sucede con las generaciones actuales, que cuando una tradición no se conserva ni se lega, se encuentra condenada a la desaparición....a cualquier precio.