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viernes, 29 de julio de 2011

¿ Qué fue del cine...LLORENS ?

A pesar de que muchos de nosotros sublimamos y valoramos positivamente, bajo una alta dosis de nostalgia la década de los 80, realmente existieron sectores hasta el momento tradicionales que fueron altamente perjudicados, como pudieron ser las salas de cine. La llegada del video, los ordenadores personales, así como también las mayores libertades de una nueva juventud emergente que ya tenía otras diversiones, fueron causantes del principio del fin de la extensa oferta cinematográfica que se nos ofrecíó en nuestra ciudad durante décadas. Una de las primeras víctimas fue la sala Lloréns, cine que se hallaba en el mismísimo corazón de la emblemática calle Sierpes.

El cine Lloréns fue una acertada adquisición en el año 1915 del empresario Vicente Llorens. Decorado en estilo neomudéjar por el arquitecto regionalista José Espiau (Hotel Alfonso XIII), este edificio fue en primer lugar un teatro que simultaneaba con la proyección de películas mudas. Ya durante los años 20, personajes como Unamuno, Ortega y Gasset o Zamacois llegaron a pronunciar discursos sobre un escenario cada vez más prestigioso, que vio entre otros artistas de la época cantar nada menos que a Raquel Meyer. Y en el marco de la música clásica, el mismísimo Arthur Rubinstein acarició las teclas de su piano en el Llorens, mientras que el universal Manuel de Falla presentó la recién creada Orquesta Bética de Cámara dirigida nada menos que por Ernesto Halfter. Abajo, imagen del cine Llorens repleto de público allá por los 50:


Corría 1924 y Vicente Llorens ya era propietario de los cines de verano sevillanos, al igual que del invernal Cervantes y el hace tiempo desaparecido San Fernando. Su afán emprendedor e innovador que en 1930 proyectó la primera obra sonora de cine en Sevilla: Sombras Blancas, de la Metro Goldwyn Meyer, con Raquel Torres y Montes Blue; siguiéronle El Arca de Noé, Trafalgar y Orquídeas salvajes. Abajo podemos apreciar el fotograma de la presentación de aquel primer film sonoro:


En la década de los 60 el Llorens realizó su primera remodelación importante al sustituir la antigua pantalla pequeña de concha por la curva Todd-a0 70 mm, último grito en superficies para visionado de películas que se mantuvo hasta el cierre del cine, en abril de 1982. Por aquel entonces, la calle de las Sierpes todavía era un lugar familiar, en el que las tardes de los sábados y domingos los adolescentes, en sus primeras salidas, iban camino de los cines de la zona, un triángulo formado por Llorens, Palacio Central e Imperial; o de Casa Calvillo, o bien iban a jugar al tenis de mesa al Café Madrid ( abajo, tras estas líneas) que desapareció hace pocos años, o bien se entretenían en aquella sala de juego llamada Las Vegas, pionera en máquinas recreativas japonesas a fines de los 70 y principios de los 80....


A mediados de los setenta el cine Llorens, con sus sesiones continuas y numeradas, comenzó a incluir en su repertorio proyecciones orientadas también a los adultos, pero siempre evitando la clasificación "x", denominada entonces "s". También se buscaron otras fórmulas para seguir con la calidad ante todo, porque según palabras de su propietario desde 1930, Fernando Artacho, "el cine debe ser diversión o instrucción, pero no perversión". De ahí se deriva la calidad de las proyecciones del Llorens. Veamos una cartelera del cine de 1974:


Pero el fin del Llorens estaba por llegar. Como dijimos al principio, la incipiente llegada del video, la subida de impuestos continua, la nueva generación de jovenes con otras miras y el pretender mantener una programación de calidad, fueron las circunstancias más cercanas a la desaparición de tan céntrico cine, que en poco tiempo había generado 15 millones de pesetas de pérdidas. En abril de 1982, el Llorens cerró sus puertas para siempre, dejando en su lugar unos almacenes de ropa que respetó parte del interior del cine. Posteriormente han existido otros negocios distintos, incluyendo la actual sala de juegos. A continuación, despedimos el reportaje de hoy mediante una imagen parte de la fachada del cine, en 1982, ya cerrado:













jueves, 28 de julio de 2011

¿Qué nos ha quedado de aquella Chapina?

Con vistas a la Exposición Universal que se celebraría en 1992, la clase política estimó en cambiar Sevilla, adecuándola a unas nuevas necesidades generadas en parte por el reciente aumento de superficie y poblacional. También había que ofrecer una nueva imagen a los visitantes y una expectativa cara al futuro. Las zonas de Torneo y Chapina, siempre en el límite virtual y aparentemente a la espalda del resto, debían ser estructuradas y absorbidas por el resto del entorno. Por tanto, se reabrió el cauce del río, que estuvo taponado desde principios de los años 50. Una consecuencia fue que la piqueta acabó con las instalaciones deportivas de Chapina, construidas en la década prodigiosa. La calle Torneo fue ampliada en carriles para el tráfico, aliviando de manera considerable los atascos que se formaban en las horas punta, y fue acondicionada mediante un paseo ribereño. El dogal ferroviario, fue destruido. Se conservó la estructura de la Estación de Córdoba, mientras que a su lado se elevó la nueva central de autobuses de Plaza de Armas, cerrándose las antiguas cocheras como las del Barranco y la de la calle Marqués de Paradas. Si bien en este blog ya hemos tratado con profusión sobre los cambios en Torneo y la estación de autobuses, nuestro propósito enfila sus miras hacia los Jardines de Chapina de entonces.

En 1950 como parte de la protección del puerto ante las posibles riadas, se cegó el cauce histórico del río en Chapina (conocida bajo ese nombre desde 1859), punto clave del equilibrio entre la ciudad y el río y el paso de éste por el ferrocarril y la red de carreteras. En 1959 se destruye el viejo puente de tablas. En la imagen de abajo, sección del plano de 1974 apreciándose la corta del río en Chapina:
Con la construcción de la corta de la Cartuja, el dispositivo defensivo del puerto que era Chapina, así como el muro del margen izquierdo de San Jerónimo, podrían ser desmantelados, al perder su función en el nuevo sistema de defensa. El Ayuntamiento de Sevilla encargó en 1982 un anteproyecto de reapertura del cauce y ordenación de Chapina. En 1985 la Consejería de Obras Públicas realizó los estudios de la viabilidad de la obra y del trazado del cauce, y, posteriormente, encargó el proyecto del puente que sustituiría el enlace viario existente sobre el rellano.

En 1965 la corta se comenzó a adecentar debidamente por ambos márgenes, llegándose a generar una fauna y flora propias. Mientras, en el margen Oeste, en 1965 se inauguraron las instalaciones polideportivas de Chapina. Abajo, almanaque de 1978 que por el reverso mostraba el como fue la zona chapinera hasta 1989, año en que se deshizo la corta. Sobre la enorme explanada existente entonces hemos dibujado la palabra fútbol, y es que, por aquellos años, los sábados por la mañana casualmente se organizaban pachangas y partiditos. En la actualidad y desde 1992 aquella zona quedó reducida prácticamente a la mitad. En la parte de abajo la carretera para Huelva:


Por aquellos tiempos, Chapina fue lugar no sólo de balompié improvisado, sino también de prostitución y droga transitoria, de homosexualidad encubierta y de parejas adolescentes. En los jardines de arriba (en la parte izquierda de la foto de arriba), en los que se bajaba de forma escalonada hacia la explanada, también se jugaba al balón sin que hubiera leyes que lo prohibiera. Un espacio que nunca fue publicitado para su uso, por lo que a muchos nos causaba una impresión paradisíaca, que en nuestros días puede parecer impensable debido no sólo al carril-bici, sino también a la masificación del lugar. Abajo, desde la parte trianera de Chapina que comunicaba al parque a través de la pasarela que vemos. También aparece una vista del arbolado que a modo de terraplén ponía fin a los jardines: al fondo Plaza de Armas. La fotografía pertenece al libro de Joaquín Arbide " Sevilla en la retina", y está tomada en 1986:



En la zona Oeste, como dijimos anteriormente, se construyeron a mediados de la década de los 60 las instalaciones polideportivas. En su momento fueron importantes para la ciudad, puesto que incluían una enorme piscina pública de carácter olímpico, así como también pista de atletismo con gradas incluidas. En 1968 fueron escenario de la marcha de la antorcha olímpica hacia los Juegos Olímpicos de México 68. La primera perspectiva de abajo nos enseña una visión aérea del polideportivo con la piscina a su derecha:


A continuación, momento del pebetero olímpico en 1968, en la parte de Triana, en une extremo de Chapina. Coincidió con la primera urbanización del Paseo de la O. El ambiente, claramente intimista con poco público y mucho espacio. Ese marco era el hasta finales de la década de los 80 podíamos disfrutar. Posiblemente, en la parte de atrás del público sentado en la foto, a la derecha, se hallaría un tradicional edificio de 1929 que vemos en la siguiente imagen, cuya fachada intentó salvarse mediante contrafuertes una vez que derribó parte de la casa, aunque la fachada finalmente se perdió. En los 70 y 80, parte de la construcción en su derecha, fueron clubes de alterne y whisquerías. Actualmente, ya con otra estética, es el Hotel ABBA-Triana.



Casi al lado del  Puente de Triana, abajo, el Barranco, en 1973 antes de su primera restauración. En el 70 dejó de ser lonja del pescado. Las Naves del Barranco en Sevilla, construcción de hierro y cristal de bóvedas de cañón, diseñadas por el ingeniero Eiffel y encargadas en 1876 a la fundición sevillana Portilla y White, Cía., han sido punto de información turística, sala de exposiciones y albergue improvisado de indigentes y de ser propuesto para sede de la televisión municipal y para un centro de interpretación de la Semana Santa. Han visto pasar multitud de proyectos, porque al parecer los gobernantes desconocen el concepto de dejar las cosas tranquilas como el edificio de la izquierda del Barranco. Desde los 90 es camino de la terraza Capote, escaleras abajo.


 Con la destrucción del tapón de Chapina cuyos jardines han quedado menguados de forma ostensible, de la piscina y el complejo deportivo, finalizaron casi 30 años en la zona de una ciudad que al entrar en los 90 y en  la globalización se perdió el punto intimista -salvo fechas y lugares puntuales- que reinó durante generaciones enteras. 


miércoles, 27 de julio de 2011

TRADICIONES A CONSERVAR: EL JUEVES

Si algún turista extranjero, o inclusive de procedencia nacional, al recorrer parte de la calle Feria se extrañase ante el espacio que ocupa de forma longitudinal un heterodoxo mercadillo ambulante, que comienza casi en la misma puerta de la Parroquia de San Juan de la Palma y finaliza justo en el cruce de Doctor Letamendi y Feria, bien habría que informar al visitante que ese rastro es fiel a su cita de cada jueves desde tiempo inmemorial. Según la opinión autorizada de Salvador Rodríguez Becerra, Catedrático de Antropología Social  la Universidad de Sevilla, "el mercado conocido como el Jueves existía desde antes del siglo XV, habiendose colocado entonces los mercaderes en esa calle Feria por el nombre de la misma, a modo de feria semanal ". Tampoco falta la opinión de Luis Andújar Vázque, vendedor de libros antiguos que también poseyó una librería por aquella zona: " posiblemente, el Jueves tuvo sus orígenes a modo de zoco, en tiempos de los árabes. El trazado de la calle siempre ha sido largo y estrecho, y las plazuelas cercanas también han estado siempre mal acondicionadas, favoreciéndose de esta forma la acumulación de personas. Esa herencia debió continuar a modo de tradición en la época de la Reconquista." Sea como fuere, el Jueves viene a ser una de las tradiciones populares más antiguas de la Ciudad y uno de los mercadillos ambulantes más viejos de nuestro País.

Abajo, ampliación del Plano de Olavide 1771. Recorrido longitudinal del Jueves: Omnium Sanctorum - Feria - San Juan de la Palma. A pesar de la antiguedad del mapa, este mercadillo que nos ocupa ya llevaba en activo más varios centenares de años:


En la larguísima Historia del Jueves hubo muchísimos vendedores particulares que a lo largo del tiempo pasaron a ser muy conocidos, como el clan de los celedonios, célebres por las antiguedades de valor que allí exponían. También el Jueves sirvió en alguna ocasión que otra como lugar de recuperación de muchas obras de valor, anteriormente robadas o extraviadas, como el hallazgo por parte del Profesor Juan de Mata Carriazo de una parte del Tesoro del Carambolo hace más de 50 años. Una nueva adquisición de origen tartésico que pasó a denominarse "Bronce Carriazo" :


El camino del Jueves nos ha ofrecido muchos aspectos interesantes que han ido desapareciendo con el paso del tiempo, como por ejemplo, la Velada de San Juan de la Palma, que se celebraba desde el 24 hasta el 29 de julio. Aunque en un principio se instaló a partir del XVIII en la Calle Ancha de la Feria -aunque algunas fuentes nombran la Alameda-, hasta que Carlos III prohibió las veladas que se dedicaban a los santos patronos en los barrios. En el XX pasó a la Plaza de San Juan de la Palma, situada en un costado de la iglesia del mismo nombre. Por allí se podía ver una imagen de la Virgen de la Amargura, presidiendo una tómbola. También veíamos a la que fue la popular procesión de la Virgen de la Cabeza en los 50 y 60, a la que acompañaba la Guardia Civil por ser su Patrona. Nosotros, que siempre estamos buscando cositas para este blog en torno a las décadas que nos compiten más, hemos encontrado una imagen sobre la Velada de San Juan de 1986, en la que podemos apreciar algunas de las atracciones colocadas y, a la derecha, la desaparecida Sala de Fiestas Viña Blanca :

Pese a que el reportaje dejamos detrás edificios tan ilustres como el Archivo de Protocolos, la Parroquia de San Juan de la Palma (h.S.XV), o el Convento de Santa María de Monte Sion (1601), continuamos el paseo por el mercadillo del Jueves, con unas imágenes de los años 80, pues incluso en aquellos años algunos vendedores se ubicaban en la Casa de los Artistas:

Perteneciente al linaje de los Condes de Castellar, Gonzalo Arias Saavedra, fundó este edificio en el XVIII, que en su momento gozó de un carácter señorial. Posteriormente pasaría al Conde de Torrenueva, aunque ya entrado el XX solía denominarse Casa de Saavedra, para ir poco a poco conociéndose como la Casa de los Artistas, pues artistas tales como los pintores Zuloaga, Gustavo Bacarisas, Juan Lafita o Alfonso Grosso, mas el imaginero Francisco Buiza, entre otros creadores, vivieron y dispusieron en ese lugar sus talleres. En la casa también se rodó la producción Currito de la Cruz en 1925. Abajo, patio porticado que se hallaba prácticamente en ruinas durante los 70 y 80:
Abajo, una escena de 1986 con el Jueves en plena ebullición. En concreto, a la altura de la popular bodega Casa Vizcaíno, dejando atrás a la mítica Casa Carreras, actualmente desaparecida:
Finalizamos el blog dedicado al Jueves mediante una fotografía cenital de 1986 que nos enseña la esquina de la calle Conde de Torrejón junto a Feria, pudiendo vislumbrar la ya histórica tienda de belenes, modelismo y maquetas DADO, que abrió en 1977-78 casi al final de Doctor Letamendi y en 1983 pasó a ubicar el lugar donde se mantiene actualmente. Y, justo en la parte central de la foto por la parte de abajo, mi difunto padre (a la derecha del cuadrito verde), quien casualmente pasaba por allí en el momento de la instantánea. 


Pese a la que las numerosas corporaciones del Ayuntamiento han colocado en ocasiones dificultades para la continuidad del mercadillo de los jueves, hasta el momento su cita semanal (salvo excepciones) se ha mantenido incólume. Preservemos el Jueves y que ojalá nunca tengamos que hablar de él como algo que pasó a la Historia.

A mi amigo Jorge Luis Ortiz Temes 














martes, 26 de julio de 2011

Adiós a los almacenes VILIMA


Leyenda de los almacenes Vilima en la calle Lagar. Fuente: josecarlos.net

Hace pocos días nos enteramos a través de la prensa del cierre definitivo de los almacenes Vilima, es decir, aquel edificio que aún permanece en la calle Lagar número 2, esquina Puente y Pellón. Ante la desaparición de aquellos grandes almacenes, nuestro amigo José Carlos ha publicado en su blog www.josecarlos.net un interesante comentario que copiamos y a continuación publicamos aquí :

" Casi de incógnito, con ciertas dosis de nocturnidad, sin ruido, discretamente…así se nos ha ido para siempre uno de esos símbolos de la Sevilla que uno recordará toda su vida: la de las bulliciosas calles del centro y la de los almacenes de telas.

Un anuncio en la prensa local anunciaba hoy la disolución de Vilima que, si bien lleva varios años con las puertas cerradas, ahora se oficializa su defunción definitiva. Estos emblemáticos almacenes, en la calle Puente y Pellón, es una víctima más, otra más, del declive de la zona en la que se encuentra, en parte por su situación de difícil acceso y, por supuesto, por el abandono municipal a los comerciantes de esa zona que el Ayuntamiento lleva décadas perpetrando con enorme alevosía, con unas interminables obras en la Encarnación, con continuos levantamiento de aceras y un largo catálogo de despropósitos.

En sus mejores momentos, que fueron hace más de dos décadas, Vilima tuvo, creo recordar, hasta 7 plantas, cafetería, decenas de trabajadores siempre atentos y un surtido envidiable de prendas. Yo la recuerdo por los abrigos expuestos en sus escaparates y por los rollos kilométricos de telas de todas clases y colores, telas que acababan convirtiéndose en una falda o un vestido gracias a los patrones de la revista “Burda”, que ya podría haber tenido un nombre un poco más atractivo, dicho sea de paso.

Cada vez que un negocio emblemático cierra sus puertas, se van para siempre unas vivencias que sólo perdurarán en el recuerdo de quienes tuvimos la ocasión de conocerlo y de sentirlo, de una forma u otra, como una parte más de nuestra vida. Hoy, Vilima; como ayer Gicos, Simago y tantos otros comercios que ya sólo podremos recordar como parte de una Sevilla, la de nuestra infancia, perdida para siempre en el tiempo. "

Muchos años han llovido desde que allá por 1963, el almeriense José Lirola Cerezuela abrió este centro comercial, el cual tuvo que ser renovado, adquiriendo una imagen similar a la actual, tras el incendio sucedido en julio de 1968, reabriéndose y ampliándose al año siguiente. Hasta 150 empleados se llegó a constar. El edificio disponía de seis plantas, incluyendo cafetería, estanco, ropa, peluquería y hasta un supermercado en la planta sótano; es decir, una innovación para la época, emulándose al reciente Corte Inglés. De aquella forma se reforzó notablemente el comercio en Puente y Pellón y demás calles aledañas a la Encarnación, Sierpes y El Salvador. Muchos aún recordamos aquel " ¡¡ Zafarrancho Vilima !! ", mensaje publicitario que podíamos escuchar en las emisoras de la radio en los 70, 80 y parte de los 90.

En paralelo a la decadencia comercial de la zona, Vilima cerró en 2001, abriéndose sólo de forma muy esporádica durante esta década, como por ejemplo se hizo para la película "Crimen perfecto" de Alex de la Iglesia, en 2004.

Abajo, cerramos el reportaje mediante una imagen tomada en 1978 que recoje una calle Puente y Pellón llena de vida. Ese letrero al fondo del camino está por desaparecer una vez que en lugar de Vilima se establezca un hotel de 4 estrellas de la cadena hotelera High Tech, que ya veremos cuanto dura, mas aún dentro de esta sociedad globalizada y de continuos cambios; porque desde luego, estos más de 30 años de la Vilima tal y como la conocimos, bien que se han merecido una pequeña dedicatoria en esta Sevilla Desaparecida.





  






La Alameda en los años 70 y 80 ( 1 )

La Alameda de Hércules sevillana no guarda ni por asomo la configuración que fue mostrando desde finales de los años treinta hasta la incluso de fines de la década de 1980.

El contexto y entorno del gran bulevar sevillano que yo vivi y conocí, era un lugar en el que predominaba un mobiliario de cierta estética costumbrista, el cual había ido abandonándose progresivamente; todo ello bajo la anuencia de las sucesivas corporaciones gubernamentales, quienes a lo largo de sus mandatos trazaban continuos proyectos orientados a cambiar la zona, en aras de mejorar la habitabilidad del lugar y, de camino, especular con el suelo. Sitio éste, tal como decíamos antes, dejado de la mano de Dios. Sin embargo, un espacio tan extenso en las puertas del Centro de la Ciudad y dentro del Casco Histórico, ofrecía un hermoso bocado para la especulación urbana y de suelo, en líneas generales.
Pero en este blog nuestra intención es recuperar la memoria de la Sevilla de los años 70 y 80, dejando atrás la Alameda Histórica: la romana, la renacentista de Conde de Barajas...o sin ir más lejos, aquella floreciente que conocieron nuestros abuelos o bisabuelos, y sobre la que se ha escrito tanto.
Debemos de centrarnos en la Alameda de la Transición Española; la Alameda de tierra con los parterres y las verjas, dividida en tres secciones desde 1939; de los antiguos prostíbulos; del Casino Ferroviario donde por la noche se establecían partidas de póker que por aquel entonces estaban prohibidas; de aquellos personajes populares como el "Joseliqui" o María "La tonta"; de Chispitas, de la cafetería Las Maravillas; de los domingos solitarios....



Arriba, foto-postal de un extremo Alameda de Hércules, realizada desde el antiguo y desaparecido colegio San Luis Gonzaga, el cual alberga actualmente una pizzería, aunque conserva gran parte de la fachada primitiva. Esta imagen puede datar de finales de los años 60, sin embargo la tipología es la misma que se conservó hasta la última reestructuración de la Alameda, a mediados de la década del 2000. Ya en los años 70 y 80, la superficie contininuaba siendo de tierra arenosa amarillenta, mientras que los parterres y setos estaban en su mayoría secos, al igual que la imagen del jardín rectangular central. Sin embargo la misma configuración continuó durante años y años.

 
Actualmente, sólo los hércules permanecen intactos, al igual que los leones del otro extremo, mientras que
sobrevive una cantidad de árboles mucho menor al que hubo entonces, siendo muchos de ellos derribados.


Arriba, una imagen del desaparecido Cine Ideal, tomada en 1978. A principios de los años 90, este histórico Cine de Verano, situado en la C/ Jesús del Gran Poder, aún era comparable en solera a los también desaparecidos Santa Catalina o el Alfarería trianero, fue un lugar lúdico en las noches del estío sevillano. Tiempos para películas de Bruce Lee, Terence hill y Bud Spencer, allá por los 70 y 80.... Casi frente a él se hallaba una Casa de Las Sirenas totalmente abandonada y en estado ruinoso; hace algunos años fue restaurada en su totalidad, siendo ahora un edificio perteneciente al Distrito del Ayuntamiento de Sevilla. Sin embargo, aunque la fachada del Cine se conserva (a excepción de la puerta de entrada y el portalón de su derecha), ahora es una vivienda. El Cine Ideal fue inaugurado el 27 de noviembre de 1922. En 1985 estuvo a punto de ser derribado, ya que el PGOU contemplaba prolongar la calle Becas a través del Cine Ideal y salir a la calle Sta. Ana.

Escena tomada en 1978. La imagen se compara con la siguiente, ya actual (abajo). Vemos un día cualquiera en la vida de La Alameda, con los proxenetas paseando en Niño Perdido y Joaquín Costa. Al fondo del todo, en la derecha observamos parte de lo que fue la nueva whiskería "La Vaquita" -con el letrero de cerveza "Águila dorada"-, que se trasladó al número 18 hasta 1981. Vemos un Seat 127 a la derecha de la calle, justo pegado a la entrada del desaparecido bar "Seire". Sabor añejo de unos tiempos que no volverán.
La primera fotografía, realizada el año pasado, muestra al fondo un antiguo prostíbulo que en 2009, fecha a la que corresponde la imagen, ya estaba cerrado, mientras que actualmente (2011) es una casa ya reformada en la que pone el cartel de "se vende". A la izquierda también había otro par de" casas de putas", concretamente dos, ya en deshuso y en espera de la piqueta o de las reformas. La casa del fondo, concretamente el número 20, fue, con una configuración distinta, la famosa whiskería "La Vaquita", que sufrió un incendio el 19 de enero de 1973, falleciendo en ella seis personas: cuatro chicas de la barra, el encargado y un cliente; cerrándose de esa forma una de las crónicas negras de La Alameda. Según gentes del lugar que vivieron aquellos hechos, todo sucedió por un problema surgido entre un visitante y una de las camareras del local. El cliente, tras ser expulsado, juró volver para vengarse. Poco tiempo tardó en cumplir su amenaza, ya que regresó con una lata de gasolina con la que roció la entrada del establecimiento, generándose un incendio que provocó las muertes
Otro de los cambios que se efectuaron en La Alameda, afectaron a edificios que se hallaban abandonados, mientras que otros locales de negocios particulares que por aquel entonces duraban muchísimo, también desaparecieron con el paso de los años. Un ejemplo claro, fueron el antiguo Colegio de párvulos y de hasta tercer curso de Enseñanza General Básica San Luis Gonzaga, que era un edificio del Siglo XIX, esquina Trajano-Alameda, justo enfrente de la antigua academa "Realito", fue cerrado en el año 1978. Otra empresa que estuvo destinada al cierre, fue el establecimiento de quinielas Chispitas -muy popular por la imagen del gato negro-, el cual cerró sus puertas casi a finales de los 90. A la izquierda, esquina del San Luis Gonzaga, ya abandonado en 1981 y en el que se colgaban por aquel entonces carteleras de cines como los Regina, Apolo, Cervantes, Trajano, Multicines Alameda, etc. A su izquierda hubo una barbería también cerró allá por el 80. En la actualidad es un restaurante-pizzería; abajo, Chispitas, en 1972.
La configuración de los acerados de la Alameda actual, al igual que otras decisiones municipales, finiquitaron también otros elementos curiosos, tales como las paradas del autobús así como los quioscos de la zona, siendo estos últimos cambiados de lugar y de estética. En la imagen de abajo, vemos la parada de los buses que iban a Pino Montano, en 1980 ( y San Jerónimo, así como un kiosko y unos árboles que ya no existen. A la derecha y al fondo, al final de la acera, se hallaba el también desaparecido bar-restaurante Las Maravillas, el cual se mantuvo cerrado desde la primera mitad de los 90, hasta que fue sustituido por un local mucho más impersonal para la zona. Al frente del todo, la administración de quinielas Chispitas.

EL MERCADILLO AMBULANTE: DE LA ALAMEDA AL CHARCO DE LA PAVA

1978 fue el año en que de una forma inesperada se fueron colocando los primeros puestos ambulantes en la zona de la Alameda los domingos por la mañana. Aquellos primeros asentamientos fueron poco a poco extendiéndose por el bulevar hasta terminar por ocuparlo por completo a principios de los años 80.
El mercadillo ambulante tuvo larga vida, pues hasta el 2002 mantuvo su cita semanal. Casi veinticinco años de existencia fueron borrados de un plumazo y los vendedores se vieron obligados, por decisión del Ayuntamiento, a tener que trasladarse provisionalmente a Torneo. De allí pasaron al Charco de la Pava, para posteriormente asentarse cerca del Estadio Olímpico.Sin embargo, durante su transcurso, el mercadillo proporcionó muchísima vida a la Alameda sevillana. Los bares de la zona hacían su negocio nada menos que en domingo, y los transeuntes podían pasear y hacerse con antiguedades o artículos de segunda mano.Abajo, escena habitual de un domingo por la mañana del año 1979, en la Alameda. Con los Hércules al fondo, el mercadillo enriquecía con su vida al bulevar alamedano, en aquellos solitarios domingos. Ya hace años que dejó de existir.


LOS QUIOSCOS QUE DESAPARECIERON

Otros elementos predominantes durante los años 70 y 80, fueron los kioskos. En aquella Alameda existieron más de una decena, los cuales recorrían el bulevar en toda su longitud. Normalmente solían ser de color verdoso, verde y blanco, otros inclusive de metal plateado a partir de la segunda mitad de los años 70.

El mundo de las leyendas urbanas, con el paso del tiempo, también llegó al mundo de la Alameda. En concreto, una historia popular fue la de un kiosko que durante muchos años se halló ubicado cerca de la Casa de Las Sirenas; en dicho establecimiento, por lo visto, se proporcionaban pastillas anticonceptivas sin receta médica.

 Ya en la década de los 90, la mayoría de los quioscos fueron desapareciendo.A principios de 2000 las órdenes municipales sobre el cambio de estética fue afectando a estos negocios, los cuáles fueron cambiando su configuración; mientras que también paralelamente se les fue otorgando otra ubicación. Abajo vemos el antiguo kiosko de Maruja, en 1978, que últimamente permanece un poco más allá de su lugar habitual. Debajo de la foto, el quiosco en la actualidad.


 Otros de los quioscos habituales: el de la "Sorda" (arriba). En 1974 se hallaba, según la imagen, frente a Chispitas, entre la calle Amor de Dios y el comienzo de la Alameda; hoy en día es la esquina de un derribo abandonado desde hace años. Se mantuvo hasta principio de los 90, pero ya cerrado en sus últimos años. Abajo, veremos el kiosko de Manuel, propietario durante muchos años de este puesto. Hasta 1976 se hallaba justo al lado del Casino ferroviario, hasta la construcción del enorme edificio color blanco que sustituyó a unas casas antiguas, y que aún permanece; por lo que fue llevado al frontal del Casino. Con ese color metal se mantuvo hasta su retirada del lugar, en 2010.


EL CAMBIO DE LA FISONOMÍA: OTROS NEGOCIOS DESAPARECIDOS

 La evolución de muchos locales de la Alameda, fue algo que a partir de la segunda mitad de los 90 cambió la fisonomía del entorno. Algunos recordarán los Recauchutados Cala, la barbería que estaba en el edificio del colegio San Luis Gonzaga, o la papelería que se hallaba en la antigua Academia de Realito.

Arriba, Recauchutados Cala, que cubría el principio de la Alameda, haciendo esquina con la calle Barco. Era uno de los talleres que permanecieron durante años en la zona, hasta que a finales de los 80 dejó de existir. Anteriormente, fue la desaparecida taberna "Los Majarones". Pese a que la imagen es en B/N, la parte del local era amarilla con franjas azules. En la actualidad (imagen de abajo) su espacio está ocupado por un bar de estética gay.
En las imágenes siguientes, perteneciente al año 1978, veremos el antiguo Casino Ferroviario, que existió como tal hasta finales de los 80. Posteriormente se cerró durante algunos años hasta que a principios de 2000 se convirtió en un video o dvd club, tal y como se conoce actualmente. Ya desde los años 40, el Casino figuraba en la Guía Gómez Zarzuela como lugar de recreo y asueto para los jubilados ferroviarios. Una vez que cerraba al final de la jornada, en la parte de arriba se hallaba un garito en el que se establecían timbas de cartas, allá en los 70 y en parte de los 80, cuando el juego estaba prohibido.


Para finalizar el primer bloque sobre la Alameda, a continuación una joya, un reportaje de Juan Sebastián Bollaín, realizado en 1978, que trata sobre la vida cotidiana en la Alameda, en vistas a uno de los proyectos del Ayuntamiento de entonces cara a la remodelación del bulevar. Pese a que aquellos planes no se llegaron a realizar, al final lo consiguieron. El convertir la Alameda en un lugar lúdico y habitable le cambió la configuración, pero también la identidad, ya que el sosiego y la sensación de estar en un lugar, en un "submundo" dentro de la ciudad, se perdieron.












sábado, 23 de julio de 2011

Plaza de Armas: de Estación a centro comercial


Aspecto de la Estación de Plaza de Armas a principios de 1900
La Estación de Plaza de Armas (conocida popularmente como Estación de Córdoba) fue levantada por la compañia ferroviaria "Madrid Zaragoza Alicante" (MZA) en 1899 bajo la dirección del ingeniero Nicolás Suarez y Albizu, ayudado por Carlos Vázquez, siguiendo el proyecto del ingeniero portugues José Santos Silva. La Estación fue inaugurada el 18 de marzo de 1901. Se trata de un edificio Neomudejar dividido en 3 cuerpos. El central y mas amplio está cerrado por uno de los lados con una gran vidriera de cristal e hierro formada por arcos polilobulados, inspirados en los de la Mezquita de Tánger.

UBICACIÓN Y SEMBLANZA HISTÓRICA: LA ESTACIÓN PRIMITIVA

Como reseñamos en el anterior trabajo dedicado a la calle Torneo, en el mapa de 1860 (abajo) aparece la anterior Estación que debió ser derribada posteriormente para iniciar la construcción de la actual. Retrato pintoresco, pues se conjugaba la existencia de las vías férreas con las todavía existentes puertas de Sevilla, contemplando en el plano la monumental Puerta de Triana en la parte superior derecha, mientras que justo al frente de la Estación ferroviaria, la Puerta Real, un edificio que sería destruido sólo dos años después de la traza de este mapa, en 1862. Por lo tanto, observando el ensanche ya existente nos preguntamos si fue o no realmente necesario el derribo de aquella histórica y artística Puerta de Hernán Ruiz II por la que hizo entrada Felipe II.



En 1852 se iniciaron los primeros trabajos para el tendido de la vía férrea, que habrían de concluir en 1859, cuando salió desde Sevilla con destino a Lora del Río el primer tren con servicio público. La que estaba destinada a ser eventual estación (abajo) se alzó en el "Campo de Marte", lugar elegido por el Ejército para sus desfiles (de ahí "Plaza de Armas"):


PRECEDENTES PARA UNA NUEVA ESTACIÓN MÁS ACORDE

Pero debido a su débil estructura, andenes cortos, terreno arenoso inestable, se comprobó que aquel edificio no podía mantener la futura línea Sevilla-Huelva, proyecto del Plan General de Ferrocarriles  de 1864, un proyecto  relegado al ostracismo al no interesarse empresa alguna en llevarlo a cabo. Hasta que el Estado vendió las minas Rio Tinto a la compañía inglesa The Rio Tinto Limited.

Realmente  la primera concesión de un ferrocarril  entre Sevilla y Huelva, solicitada el 5 de mayo de 1869, la obtuvo el ingeniero Carlos Lamiable y Watrin por la R.O. de 20 de agosto de 1869 emitida por el Gobierno provisional del General Serrano, el Regente del Reino por Orden del 14 de marzo de 1870  declaró la concesión.

La compañía se hizo cargo de unas obras que no terminaban de concluir con la celeridad adecuada puesto que el contrato notarial fijaba su finalización para el 30 de junio de 1879. Quedando completados los 110 kilómetros de línea el 29 de febrero de 1880 , entregando la constructora la línea el 15 de marzo del mismo año.

Además MZA recibió un material móvil integrado por 24 locomotoras, 32 coches y 403 vagones. Un material que se adquirió de segunda mano, procedente de la línea de Madrid á Alicante y que no ofrecía garantía de buen uso quedando gran parte del mismo rechazado por los ingenieros .

Terminados los trabajos de la línea, se llevó a cabo la prueba de la misma el 12 de octubre de 1879, sin embargo no es hasta el 29 de febrero de 1880 fecha en la que se dio oficialmente por concluida la línea de Sevilla a Huelva, entrando en servicio el 15 de marzo de aquel año en la primitiva Estación de Plaza de Armas, que como apuntamos fue sustituida por la actual a partir de las obras de 1899.

El actual edificio, durante su devenir, sufrió escasas modificaciones. En 1906 se montó la mampara de hierro y cristal en el frente de la montera con tal de evitar los vientos. Sin embargo todavía algunos sevillanos recuerdan cuando en julio de 1987 un tren tranvía se saltó los topes, destrozó el kiosko de prensa, se empotró en la fachada y originó un incendio. Aún así, en 1982 se produjeron nuevos arreglos ante la proximidad del Mundial de fútbol de 1982, reponiéndose cristaleras, limpiándose y pintándose de nuevo, prolongando los andenes, etc.

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En la fotografía de arriba podemos ver la montera de la estación por la parte de atrás, sin cristalera debido a que los vientos eran frenados por la parte principal de la fachada.

Como hemos aludido en otras ocasiones, la llegada de la Exposición de 1992 fue pareja a la nueva reestructuración de estaciones y vías. Afortunadamente, el edificio se conservó en su mayor parte, pese a que las estructuras internas sufrieron ostensibles modificaciones, convirtiéndose en un centro comercial. De todas formas, la piqueta no se detuvo ante las nuevas obras de ensanche en Torneo y la construcción de la nueva estación de autobuses. Fruto de ello fue la destrucción de una pequeña construcción aledaña de gusto regionalista de la época, dependencia de la Estación, la cual podemos ver abajo en dos imágenes: 1º) recorte de prensa de 1982 (en el cuadrado rojo); 2º) excelente toma de la caseta, a la izquierda, ya durante los años 70:



LOS INMEDIATOS ALEDAÑOS HASTA LOS 70 Y 80

Muy pronto, las calles cercanas a la Estación, tales como Gravina, Arjona o Marqués de Paradas fueron aumentando su actividad comercial mediante el establecimiento de bares y hoteles baratos para viajeros. También las capas bajas sociales comenzaron a beneficiarse, pues proliferó la prostución encubierta por los aledaños. Lo prohibido. En fin, que aquella construcción también llegó a ser testigo del embarco de pasajeros ilustres, tales como reyes, ministros, o sin ir más lejos se presenció la traída de los restos mortales del torero Joselito "el Gallo" en 1920

Tal y como dijimos, las calles aledañas desde la ubicación de la Estación de Plaza de Armas fueron proliferando en la generación de nuevos negocios, como por ejemplo, el histórico Bar Los Gabrieles. Ubicado en la Plaza de la Legión fue uno de los lugares emblemáticos cercanos a la Estación: bar, comedor, salón de juegos, y actualmente hostal en una parte del edificio. Decorado con azulejería trianera desde 1935, al estar cerrada la parte antigua, la fachada va sufriendo un deterioro progresivo. En los 70 y 80 fue un lugar elegido por muchos viajeros para almorzar y descansar. Este tipo de sitios no deben ser derribados, sino mantenidos de alguna manera por quien corresponda.


 Otro de los lugares cercanos a la Estación, contrapunto a Los Gabrieles, fue el hace años célebre Pub Arny, uno de los primeros establecimientos para gays en la zona. Abrió al público en 1989 -por ese motivo lo incluimos-, pero a partir de 1996 un escándalo relacionado con la corrupción de menores que fue célebre en la Sevilla de entonces sirvió para que se cerrara el local. Otro lugar de ambiente similar, el "27", ya existía por las cercanías a Plaza de Armas desde 1983. Por aquel entonces calles adyacentes a la Estación, como Trastamara fueron lugares escogidos para el mundo gay de entonces.


EL FINAL DE LA ESTACIÓN

Sabido y archirrepetido fue la causa de la desaparición de la Estación ferroviaria de Plaza de Armas la llegada de la Expo '92. En 1991 prácticamente no quedaba nada o casi nada de aquella terminal, salvo la estructura principal. La imagen de abajo nos muestra un momento de las obras:

  
Por último, una grabación excelente de 1990, ante lo que era inevitable: el fin de la Estación y la última salida de tren, el "Estrella Giralda", a las 23 horas del 29 de septiembre de 1990, un expreso con destino a Madrid.