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martes, 9 de diciembre de 2014

MISCELÁNEA COMERCIAL DE OTROS TIEMPOS ( 2 )



En este capítulo continuaremos enumerando más establecimientos desaparecidos, muy al hilo de la serie que iniciamos a finales de octubre pasado: San Eloy, Baños y Zaragoza serán las calles que protagonizarán este espacio que, como siempre, procura marcar su pauta original acorde a la idea de contrastar esos cambios surgidos principalmente a partir de la década de los 90, en parte debido a ese proceso denominado globalización que a paso silencioso finalizó, entre la tecnología y las nuevas necesidades económicas, con estéticas permanentes y tradicionales.

CALLE SAN ELOY: BODEGA  SANLÚCAR

Mencionar la calle San Eloy es hablar de tiendas, de trasiego y animación, mas una historia antiquísima que se remonta a finales del siglo XV. Pero si esta calle es ilustre y añeja, también lo fue la Bodega Sanlúcar que, fundada allí, en 1932 por Salvador González Sánchez, existió en el número 5, concretamente en el tramo y el lugar que hoy en día está la tienda de regalos Tiger. Nada que ver ahora con aquellos treinta, cuarenta, cincuenta....o si me apuran incluso hasta los 70 u 80, décadas estas últimas que conocieron en San Eloy aquel Bar Arsenio, La Casa de los Jamones, los Electrodomésticos Reyna, las Confecciones San Eloy, o aquella vieja tienda de discos de segunda mano de Juan Azagra que abrió allá por 1983 y luego pasó a Amor de Dios....

Manzanilla Fina, Madura, Pasada, Vinos procedentes de la Bodega de Herederos de Barón, de Sanlúcar de Barrameda...

La taberna Sanlúcar pasó a mejor vida ya entrados los 80, en tiempos de Francisco del Pozo como propietario del negocio, pues el local era de alquiler y se traspasó, quedando para la retina del recuerdo aquellos bocoyes de madera y las viejas carteleras taurinas colgadas en la pared. A la izquierda, puerta de la bodega, a principios de los 80; un transeúnte camina por aquel San Eloy de los días puntuales, alternando bullicia con sosiego, en una Sevilla, a la que desde hace años, los gobernantes se desentendieron de adecuarla a ese monstruo llamado globalización que cada vez acapara menos lugares para la tranquilidad.


SELECCIÓN TRAMO DE LA CALLE BAÑOS, DESDE LA INTERSECCIÓN DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS / ANTOLÍNEZ HASTA LA PLAZA DE LA GAVIDIA: ESTANCO / ULTRAMARINOS  EL CARMEN  y DROGUERÍA-PERFUMERÍA

Este establecimiento se encontraba en el número 6 de la calle Baños. Según hemos averiguado, en 1866 el edificio debió sufrir alguna reforma, pues su antiguedad es mucha. También desconocemos la fecha de fundación del comercio, ya que en 1930 fue adquirido por el padre de Encarnación Cruz Moreno, sólo que antes, además, se conjugaba la alimentación con un bar; más adelante se incorporó el estanco. Se sabe que la época del racionamiento en la Postguerra, esta tienda repartió alimentos junto a otras de la ciudad a través de la Delegación de Abastecimientos y Transportes.

El local poseía una planta rectangular de 15 x 9 y se distribuía en un espacio para la venta y otro de almacén. Hacía esquina también con Martínez Montañés. Se recuerda un mobiliario de estanterías pintadas. La parte dedicada al estanco era pequeña; allí también se expendían quinielas y era habitual el agolpamiento de clientes en aquel sitio.

Recordamos El Carmen hasta el principio de los 90, para que, tras su cierre, se establecieran diversos comercios que tuvieron corta vida. Desde hace pocos años existe allí una tienda de productos dietéticos.

Esta tienda de ultramarinos se hallaba en el tramo que, tras pasar el cruce de Martínez Montañés / Antolínez, enfila dirección a la Plaza de la Gavidia. Lugar éste muy castigado por el tráfico debido a las cercanías de El Corte Inglés, pero también muy de comercios, recordándo en los 80 lugares como la mecanografía Rodinog, la Ferretería de José y sus hermanos, el Bar Camborio, la Peluquería Eladio ( que aún continúa ), o La Cabaña ( la semillería de Diego ), que estaba casi en la esquina de Martínez Montañés, lindando con Eladio. A la izquierda, El Camborio y la Ferretería, que aparecen en la imagen de la acera que vemos a la derecha de la calle. En el mismo camino, justo antes de llegar a la Frutería Faustino, no hará muchos años que desapareció una vieja droguería - perfumería, que permaneció en el número 5 de esta calle ( en principio fue en el 3 ) desde un pretérito desconocido, pero que en 1948 fue adquirida por la familia que llevó el negocio:

Su interior constaba de dos zonas: una dedicada a las ventas, de planta cuadrada y dimensiones de 4 x 4; mas un almacén interior. El mobiliario era principalmente de madera pintada en verde, al igual que el mostrador. En la imagen vemos una báscula de frutas cuyo modelo pudo ser de una gama al estilo Mobba, Ariso, Regio, Gallegos, Algariños o Cely.  El exterior, también barnizado en verde oscuro, muy clásico de las antiguas droguerías. Como propietaria, recordamos a Ana Triane Malaver, sin embargo algunos vecinos del barrio mencionan a otras mujeres tras el mostrador, que tal vez pudieron ser otros co-propietarios y/o familiares.

Como se dijo al principio, este comercio tradicional pasó a mejor vida hace relativamente pocos años, siendo sustituido por una tienda de violines.

CALLE ZARAGOZA: ANTIGUA LIBRERÍA FULMEN

Permaneció en la Calle Zaragoza número 36. Fundada por la estadista y luchadora de los derechos de la mujer, María González Pérez. Sobre una primera ubicación, encontramos informaciones con su habitual denominación  en el número 3 de calle Cuesta del Rosario, en 1970, concretamente en un sótano. Llevada conjuntamente con María Luisa Ferre Tejera. De allí pasaron a Zaragoza, que es el lugar que nos ocupa.

María Fulmen mantuvo la librería de temática, como decimos, principalmente femenina, hasta su fallecimiento. El establecimiento utilizaba una antigua casa-patio sevillana, la cual fue respetada en su integridad y enriquecida con un rótulo de madera muy al estilo tradicional, encardinadose con la fachada.

La herencia de María, la Fundación Fulmen, continúa su labor, pero pese a todo, aquel exterior que veíamos cuando pasábamos, desapareció a nuestra vista.

PD:  Como director del blog, me congratulo por la regularidad que recibimos de visitantes diarios, tanto anónimos como conocidos, a quienes saludo. Entre estos últimos, aprovecho para dirigirme a Félix Avendaño, David Martínez, Juan Carlos Martín, Ricardo Losada y, en última instancia, a Antonio De la Rosa "Dela", a quien me alegró una enormidad habérmelo encontrado en la calle tras una desconexión de más de veinte años, esperando tener pronto noticias suyas junto al grupo de antiguos alumnos y profesores del desaparecido Colegio Nuevo Liceo, en donde cursé parte de la antigua E.G.B. También un recuerdo muy sentido y especial para José Luis Pulido ( D.E.P.A ), antiguo compañero del mismo colegio y amigo de aquellos partidillos con balón de goma que jugábamos con aquel equipo del San Lorenzo en la Plaza del mismo nombre, en Chapina....







jueves, 6 de noviembre de 2014

SEVILLA JOVEN: LOS AÑOS 80 ( 2 )

Este 7 de noviembre de este 2014, se cumple un año del primer reportaje que publicamos para intentar recordar en profusión lo que significó la movida sevillana de los años 80, sobre todo en lo referente al mundo de las discotecas y pubs, quienes se erigieron como protagonistas en las tardes-noches y en las horas siguientes a aquellas de los fines de semana, en aquel mundo de adolescentes y jóvenes en nuestra ciudad; por lo que se antoja fundamental consultar el enlace de aquel trabajo para continuar con actual: http://www.sevilladesaparecida.com/2013/11/sevilla-joven-los-anos-80-1.html 

Prometimos terminar de perfilar aquello que nos faltaba, o al menos casi todo lo que era necesario completar, habida cuenta la dificultad para conseguir imagenes e informaciones sobre lugares que a buen seguro existieron, por lo que para ello nos pusimos en movimiento. Sabemos que todo es mejorable, pero que también sigue resultando algo original en la temática sevillana a nivel de la web.

Una de las imagenes más buscadas y a la vez más solicitadas hasta el momento, es la de la discoteca de patinaje Roll Dancing, la cual se encontraba en el número 26 de la calle Calatrava. Si en nuestro anterior especial sobre discotecas que mencionamos en el párrafo anterior expusimos una visión más lateral de aquel sitio, en esta ocasión por fin hemos encontrado la vieja fachada que muchos recordamos de entre 1983 y 1989 aproximadamente. Nos hallábamos ante una sala de patinaje que no todos los jóvenes de la época conocían, pero en la que también hubo actuaciones y conciertos en directo.

Como bien es sabido, los años 70 significaron el auge de las discotecas, aunque no fueron muchas de aquellas las que una década después continuaron completando los 80, salvo el Don Felipe, la Zodiac, el Holiday, o poco más. Otras como el Mister Dolar ( Calle Castilla ), Alazán, Mohama ( que además era bodegón flamenco ) o la Escorpión, duraron escasos años en la transición de los 80. Punto y aparte fue la Turín, que en 1984 se reformó y transformó en la discoteca Piruetas.


La mayoría de las salas de baile se concentraban en Los Remedios, lugar de moda muy apreciado en este sentido a mediados de los 80. Lugares mencionados como el Mohama, la Turín ( Piruetas ), Skipper o Alazán, funcionaron en tiempos, algunos paralelos o cercanos al Hola Ola, la RRÍO y a la EM. A la derecha vemos un taxi con los típicos colores negro y amarillo en la puerta del Alazán, club que en Sevilla se inauguró en el año 1975, en paralelo a la Ravei´s ( Barriada de Begoña ) y al Club Holiday ( Jesús del Gran Poder ). El Alazán, también disponía un servicio de señoritas; mientras que según las informaciones que tenemos, estuvo abierto hasta 1982. Por otra parte, en la calle Monte Carmelo se hallaban: Petrarca, en el número 10; el nombrado Mohama ( luego Dianoa ), en el 60; Colina de la Fresa ( Luego Tramps y después Prince ) en el 12; y Skipper, en el número 14.


DESDE LA FERIA DE ABRIL HASTA LA ORILLA DEL PASEO DE LAS DELICIAS.

En el verano, imaginen unos meses de julio y agosto que presentaban noches sin apenas lugares de diversión, salvo el cine estival ( ya en decaimiento ), y poco más.  Calles vacías los fines de semana y quienes no gustaban o no podían irse de playas, por fin encontraron sitios donde pasarlo bien.

En 1986, el Ayuntamiento cedió algunos terrenos del Real de la Feria de Abril orientados a la colocación de disco pubs y chiringuitos. Aquel experimento tuvo continuidad en los dos años siguientes: El proyecto se llamó Costa Guadalquivir, y que en 1987 contaba en principio con ocho chiringuitos dispuestos en línea recta a la Avenida Ramón de Carranza: La Haima, Lunas, Cocos, La Jungla, Huracán, Eleven, ¿ Dónde Vamos ?, ¿ Dónde vas ?.  La noche estival de los jóvenes sevillanos, por fin se trasladaba al aire libre, por lo que aquellos disco bares tuvieron una gran aceptación y afluencia en aquel verano de 1987.


Pero el 88 fue el gran año de los chiringos de la Feria - al menos en su ampliación -, puesto que el Ayuntamiento concedió nada menos que 19 licencias; no obstante, la afluencia del público se redujo al final ostensiblemente: Por una parte, el Consistorio insistía en prohibir que se bailara; por otra, la tranquilidad quedó en entredicho debido a la proliferación de delincuentes que vivían en algunos asentamientos cercanos. Finalmente, la aparición de otro lugar lúdico en paralelo a este, conocido como La Costa de las Delicias, dividió en dos partes el grueso de la movida nocturna sevillana.


En el verano de 1989 triunfaron los pubs de La Costa de las Delicias. El recorrido comenzaba en La Palmera, enlazando luego con el Paseo de Colón, Muelle de las Delicias y finalmente Marqués del Contadero.  A principios de julio se inauguró el primero de ellos: el de la Recua de los hermanos Calvo, sumandose a éste, otros chiringuitos como el Colón 23, el Quorum, El Galeón (imagen izquierda , arriba), Trópico, El Comercial, Compás, La Recua, DuodomoRodas ( izq. abajo ).....Pero las
numerosas quejas sobre el alto volúmen del sonido, parece ser que fueron causas aparentes para que aquel vergel de auténtico lujo desapareciera, puesto que a partir de 1990 quedaron muy reducidos y el encanto se perdió. Atrás quedó un verano en que tanto la jet set local como el resto de la sociedad sevillana que acudió a estos disco bares recordará un agradable y original verano a la orilla del río. 

Sí...han pasado los años, pero aquella Sevilla, a pocos años de comenzar a masificarse y luego globalizarse, daba espacio para que, en la intimidad de un contorno a la intemperie, existiera aquel rincón oculto, abandonado, salvaje y recoleto, donde pasaron cosas que nadie supo ni vio, excepto tú y alguien más que iba contigo. Por eso, para tí, que viviste aquello, que sabes que la evocación jamás volverá, dedicamos especialmente esta pequeña caja de recuerdos.


EPÍLOGO: REMATANDO EL CENTRO

La noche en nuestro blog sevillano se acaba, no sin antes dejar en el tintero de los sueños pasados el selecto mundo del jazz: aquel mítico Blue Moon de José Antonio Maqueda, o el Be Bop de la calle Sol, el Acuarela de la Alameda de Hércules, el Tartufo de Ramón y Cajal, Violonchello Jazz en Sales y Ferré o los conciertos en la imperecedera Carbonería. Clarinetes, trompetas, saxofones, pianos, bajos, contrabajos, vibráfonos, flautas y demás instrumentos, tuvieron un pequeño espacio en el voulebard hispalense de los años aquellos.

Importante fue la entrada de Sevilla en esa escena:

El Festival Internacional de Jazz de Sevilla,  comenzó en 1980, inaugurando la década. A través de la Diputación de Sevilla y de la Fundación Pública Luis Cernuda, se celebró en el Polideportivo de Chapina durante los días 28, 29 y 30 de noviembre de aquel mismo año. Recordemos que las actuaciones corrieron a cargo de Stephane Grappelli Quartet; Hank Jones, Ray Brown y Roy Haynes; Johnny Griffin Quartet; Kai Winndinng Quartet; Dannie Richmond Quintet; Frank Foster Quartet; Carlos Gonzálbez Quartet; Quinteto Ancrusa; F. Teo Gómez Quinteto. Entre otros escenarios del Festival en los 80, estuvieron: Polideportivo de Arquitectura ( 1981, 1983, y compartido con el Patio de Banderas en 1982 ), Solar de la Maestranza en 1984 ( donde hoy está el teatro ), el Cine Andalucía (1985 y 1986), el Palacio Municipal de Deportes ( 1987  y compartido en 1988 con el Patio del Rectorado y en 1989 con el Lope de Vega).

Hemos visto como la mayor parte de espacios relacionados con el jazz estaban por el centro de la ciudad. Pero aún nos quedan algunas discotecas y lugares de copas establecidos, los cuales tuvieron su tiempo y su moda. Si en el anterior reportaje mencionamos la discoteca Centro´s, ahora también añadimos otras dos: el 2ama2, en la calle Antonia Díaz, y la Discoteca Arenal, en el número dos de Federico Sánchez Bedoya; y muy cerca, el Rincón El Pali de la calle Arfe.


Finalizamos el dossier, recordando otras dos discotecas, en esta ocasión ubicadas en la Ronda de Capuchinos: el Disco Pub Sabana y la Free Way, ambas abiertas en 1989, aunque la última de ellas continuó algunos años más que la primera, que dicen llegó a convivir con otra mítica sala, ya de los 90: la Fábrica de Colores.

Con un hasta la próxima, dejamos las noches de aquellos creativos 80, en vías de que más adelante aparezcan nuevas lecturas que, como de costumbre, reservamos para una posterior sorpresa.


miércoles, 29 de octubre de 2014

MISCELÁNEA COMERCIAL DE OTROS TIEMPOS ( 1 )

LIBRERÍA - PAPELERÍA: EL SOL

Trasladándonos a las cercanías del popular barrio de San Lorenzo, haciendo esquina entre Jesús del Gran Poder y Conde de Barajas, vamos a recordar a la que fue la Librería / Papelería EL SOL, que estuvo en un edificio del año 1942 ( según reza en la leyenda superior del mismo ), en el que actualmente se halla la empresa Email Boxes.

En 1951, Antonio Molina Cobo, adquirió el local -que antes se dedicaba a la venta de máquinas de coser Sigma-, que permaneció alrededor de cuarenta años dedicado a la venta de libros ( religiosos, de texto, etc ) y de material escolar y de oficinas. EL SOL abastecía una zona de tránsito, en cuyas cercanías se encontraban el colegio de las Irlandesas, que funcionó hasta 1968 en Jesús del Gran Poder, el desaparecido San Luis Gonzaga de la Alameda frente a la academia Realito, así como también el Conservatorio Superior de Música, que sigue aún en el mismo lugar.

Recuerdos de la niñez, allá por la década de los 70, de unas estanterías de madera barnizadas, al igual que los amplios y altos mostradores, las estampas de comunión en el escaparate, los cuadernos de caligrafía de Rubio, los carísimos Rotring, los lápices de color Alpino, las cajas de pegamento Imedio, la cola kliel; de aquella señora teñida de rubio, muy pintada que siempre nos atendía pero que nunca sabíamos su nombre....


ELECTRICIDAD: LA INSTALADORA MODERNA

En la céntrica calle Sagasta, lugar que ha sufrido incontables cambios de comercios, sobre todo a partir de la década de los 90 hasta nuestros días, recordamos en esta ocasión un local dedicado a la electricidad y al gas, que estuvo en funcionamiento a partir de 1945, continuando la tradición, pues anteriormentes a aquella fecha existió otra casa dedicada a los mismos menesteres. Nos hallamos ante una empresa de tradición familiar que se encontraba en el número 20 de la mencionada calle, vía también muy conocida hace años por el nombre de Gallegos, pues así se denominó primero hasta 1903, y luego, en una segunda etapa desde 1938 hasta 1981.















Hasta hace unos años, también existió en el número 41 de la calle Baños otra tienda de componentes eléctricos del mismo propietario, Francisco Pineda Amaro. Actualmente no tenemos noticias de que esté la misma firma en funcionamiento. 

ZAPATERÍA:  CALZADOS SAN PABLO

El emblemático y desaparecido establecimiento de calzados, inició su andadura en 1946 por un abuelo de quienes pasaron posteriormente a ser sus propietarios. Anteriormente fue una tienda de electricidad. Azulejos preciosos, rellenados con letras de imprenta, y unas medidas para la zona interior de venta de 4 x 10 metros. Calzados San Pablo (Nº 33), fue de aquellos comercios que tanto por decoración como por fidelidad al público, formó parte del tradicional entorno del largo segmento que une a San Pablo con Reyes Católicos y Magdalena, al igual que otros establecimientos incluidos en el primero de los tres tramos, como fueron la Peluquería Hermanos Delgado, los Electrodomésticos Lucena, la Ferretería San Pablo, la Bodega del mismo nombre, la Guarnicionería, esquina a Bailén o los Almacenes Carmelo Orozco y Cecilio del Pueyo.

A continuación se pueden apreciar dos perspectivas diferentes del comercio, tomadas en momentos similares en el tiempo:


DROGUERÍA: MANUEL CASTILLO RODRÍGUEZ

La calle Relator ha sido una de las vías que más transformaciones en las tiendas ha ido sufriendo a lo largo de su tránsito, a raíz de la década de los 90. En 1938, Manuel Castillo Gutiérrez fundó el local hasta que lo adquirió mediante compra en 1940, pues anteriormente fue la Bodega El Gallo. Formaba esquina con entrada a Relator, comunicando también con la calle San Basilio, donde se encontraba el también desaparecido bar El Punto. En la parte de la izquierda de la imagen, no está recogida la frutería Pituna de Manolo el Pituna, comercio que tampoco existe. Vecinos del lugar nos comentan que el propietario, Manuel Castillo, llevó junto a su hermana el negocio hasta prácticamente el final del mismo.


EXPOSICIONES Y MOLDURAS ROLDÁN

En la flor y nata del centro de Sevilla, nada menos que en el que fue el número 32 de la calle Sierpes se encontró hasta hace relativamente poco tiempo. De esta forma, queda para la antología comercial Roldán, comercio fundado en los primeros años del siglo pasado.
El loca
El local disponía de 5 salas, incluyendo el zaguán de entrada, destacando el clasicismo del frontón superior decorativo del exterior, que incluía las letras y los números de la calle en relieve, compuesto todo de algún tipo de material metálico

Se vendían molduras, dorados y artículos de arte. Entre 1916 y 1936, se realizaron numerosas exposiciones; algunas de ellas de cierto prestigio, como la que anunció la publicación El Liberal en 1919, que mencionaba una muestra de lienzos de Tiziano, Herrera el Viejo, Goya, Carreño, Alenza o Madrazo. En 1924, citamos una muestra de Gonzalo Bilbao; en 1928 sería Martínez de León quien expondría en Roldán una exhibición de dibujos acerca de Juan Belmonte....De esta manera, este comercio, junto a la Casa Gil, se convertirían en algunos de los centros privados más relevantes en lo referente a exposiciones de objetos de arte.

Los comercios tradicionales desaparecidos son motivos predilectos e indispensables de nuestro blog, aunque muchas empresas continúan, los primitivos locales dejaron de permanecer a nuestra vista. Y esa visión del pasado es la que nos ayuda a seguir la serie de misceláneas como esta.





sábado, 13 de septiembre de 2014

EL CINE HISPANO - VILLASOL, DE LA ALAMEDA

El Hispano - Villasol, diríamos que se podría encontrar en una hipotética segunda ola de los cines de verano sevillanos de la Alameda; teniendo en cuenta que los primeros cinematográficos, mudos, estuvieron ubicados antes de la primera reforma del Bulevar acometida en tiempos del Alzamiento Nacional, la cual marcaría la configuración del lugar hasta entrado el siglo XXI.

Como decíamos, la historia de los cines que estuvieron en la Alameda podríamos dividirla en, cuando menos una etapa primitiva, que partiría desde la colocación de un pionero del cine mudo hasta 1936-37: el Alameda, pasando luego por los Vigily Villasol, llegando estos últimos tres a funcionar de manera paralela, hasta la llegada de las películas sonoras.  Así, se cuenta  que el Villaconchita pasó luego a llamarse Hispano y más adelante Español, el cual llegó a convivir hasta mediados de 1940 con el Hispano-Villasol. Normalmente, aquellas pantallas de cine mudo solían ser colocadas por los mismos kioskos. La Alameda vivió por entonces su propio universo, con las Murgas, la Pila del Pato, los puestos de Cristales ( colocados desde 1912 ), Joselito, el flamenco....Joaquín Romero Murube ya escribió en ABC, en 1930, que durante las noches del estío posee a la Alameda la gran locura del cine, inmortalizando de forma que vemos, la cámara de Ramos Hernández, aquellas pantallas que se elevaban sobre un suelo con olor a tierra, dama de noche, verbena y a jazmín.


En pleno apogeo del cine en nuestra capital, surgen varios empresarios, entre los que destacó  Ildefonso Cuesta González, poseedor de un pequeño emporio, con las bodegas Viña Sol, la zapatería El Encanto, también  un par de cines de invierno: el Villa Sol, en la calle Jaúregui, y el Lumbreras, en la vía del mismo nombre, manteniéndose este último desde 1933 hasta 1941, mas el bar también llamado Villa Sol, en la Alameda, esquina a Niño Perdido. Además, Cuesta fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla con la Delegación de Ferias y Festejos.

En 1936, el Ayuntamiento decide cambiar parte de la fisonomía de la Alameda de Hércules, de esta manera, el rectángulo quedaría dividido en tres secciones, siendo la central más larga, favoreciendo de esta forma el tráfico rodado. En 1938, se inaugura el Hispano - Villasol, emplazándose justo frente al antiguo cuartel de la Policía Armada. En la imagen de la izquierda podemos comprobar como el cine se encontraba al principio del último tramo en que se dividió el bulevar, antes de llegar a las columnas de los leones, con el cuartel a la izquierda según vemos. La fotografía es de 1943 y la Alameda entonces es una estructura empedrada, en la que aún aún sobrevivían algunos kioskos, mas otros añadidos por el Ayuntamiento, dentro de una nueva configuración que no le hizo perder el clasicismo. 

En la toma cenital de aquel año 1943, apreciamos: 1) Ubicación del Cine Hispano Villasol - hoy en día frente al edificio donde está el Café Central - ; 2) Cuartel de la Policía Armada - Ocupa actualmente el edificio de la Comisaría de Policía -; 3) Pila del Pato, cuya estatua principal volvió a ser trasladada de allí en 1942. Por último, en un círculo las columnas de los leones, mientras que las dos rayitas rojas indican la división transversal del bulevar en aquel lugar. 

Tiempos en que, se diga lo que se diga, existía su momento para la diversión en la noche, abundando como es sabido las salas fílmicas estivales. Incluso, en las cercanías a la Alameda, podían verse películas en cine Ideal, o tomarse algo en bares como el Eneka,  el de Caballero Chacón, el bar Los Molinos, la Bodega Cornejo, el bar de Manuel Noria Suárez, etc; todo ello, sin olvidar la Peña taurina, deportiva, o el mismo Casino Ferroviario. Abajo, publicidad de la época, en la que se incluye el Cine Hispano Villasol.


Las informaciones que manejamos, nos indican que a finales de los 40 la empresa del señor Cuesta, popietaria del Cine Hispano - Villasol de la Alameda, estableció otra sala de verano, que se hallaba concretamente en lo que entonces se conoció como el callejón de Santa Isabel ( hoy callejón de Sierra Nevada ), al que se llamó Cine Capitol, que sustituyó de esta forma el nombre del que fue Cine Recaredo, una de las primeras instalaciones cinematográficas estivales de la Postguerra, que posteriormente, ya entrados los 50, volvió de nuevo con este nombre. En Sevilla, continuaron los cines de verano, pero lo cierto es que en la Alameda ya no volvió a instalarse ninguno más al estilo clásico. En el bulevar donde estaba el cine, el Ayuntamiento colocó un estanque en 1950, reconvertido  en Jardín a finales de los 60, que duró, ya seco, hasta la última remodelación de la Alameda y que aún permanece en los recuerdos de muchos sevillanos.

Hasta aquí, sevilladesaparecida llega al final del verano, sin abandonar el hilo de aquellos cines estivales, en espera de publicar próximos proyectos aún en preparación, siempre intentando acercarse a la originalidad y personalidad de la Sevilla Desaparecida.


lunes, 28 de julio de 2014

CINES DE VERANO TERRAZAS FLORIDA Y ALCOSA

Como cada verano, llega a nuestro blog el recuerdo de los cines estivales, parte imprescindible para el conocimiento y divulgación de lo que fue el costumbrismo cinematográfico en Sevilla, que desapareció casi por completo en nuestros días, debido a factores  tales como la llegada de la tecnología audiovisual ( video, dvd, internet....), el mayor número de ofertas y posibilidades de ocio, así como también la inacción política y la especulación urbanística.

De aquel universo nocturno, hoy en día conformado por, apenas, un par de salas gestionadas por Diputación y Universidad, quizá funcionando a modo de reclamo cultural; espacios para algunos nostálgicos, cinéfilos, y giris de la globalización, no nos queda más que un simple recuerdo, que en este capítulo será conformado por lo que fueron las terrazas de verano Florida y Alcosa.

Aproximadamente, por donde se encuentra el actual Tanatorio de la S-30, allá por los años 78/79, existió el cine de verano Terraza Florida, gestionado por el empresario Pepe Sosa ( Ultramarinos Sosa ). Es de suponer que, al ser un cine de barrio, se abastecía de una clientela principalmente procedente del Polígono Norte, las Avenidas, Golondrinas, Torreón, y, por supuesto, también de la Ballichera.


Pues  bien: aquella construcción desmontable, fue trasladada al Parque Alcosa, asociándose Pepe Sosa junto a José Antonio Gullón, quien posteriormente se haría cargo del trianero cine Alfarería, montando ambos la Terraza Alcosa, que funcionó entre 1981 y 1984.

La barriada de Alcosa fue construida en tres fases durante el período 1970-79, por la constructora valenciana Alfredo Corral, S.A., formando en un principio uno de los lugares más lejanos de la Ciudad, distanciado a 9 kilómetros del Casco Antiguo. Por entonces, la nueva urbanización no disponía de cines, salvo el Aeropuerto, fuera de la temporada estival; además, existía la lejanía de otros enclaves como el Polígono de San Pablo ( Cines Español y Sinaí ), o Torreblanca ( Cines Ranchito y las Flores; mas La Paz, de invierno ), por lo que el establecimiento de la Terraza Alcosa significó en su momento, no sólo una novedad, sino también la satisfacción de una necesidad, pese a que por entonces el video comenzaba a hacer sus pinitos, aunque estaba claro que un lugar en cierto punto algo aislado ( pese a su mercadillo) necesitaba una sala de proyecciones veraniegas.

Abajo, imagen cenital tomada en 1984. Aún faltaba mucho que hacer, incluyendo calles más nuevas como Ontur (1) y Pintor Alfonso Grosso (2), las cuáles hemos rotulado con una línea. El círculo señala el asentamiento del cine Alcosa, mientras que la edificación exenta a su derecha, supuestamente lo colocaríamos como lo que fue el Cine Aeropuerto:


Y a continuación una escena actual del mismo sitio que nos ayudará a comprender la ubicación de la Terraza de Verano Alcosa. Google Maps:


Realmente, trasladarse al Parque Alcosa, incluyendo el cine, suponía un lejanísimo y tardío viaje a través de la empresa de transportes de Damián Millán, pues era la única línea disponible y su terminal estaba en el Prado. Y aunque vamos de cines, no hemos dejado en el tintero otra reliquia como era aquel ticket de autobús que conectaba, por aquellos años, trozos de Sevilla. Historia misma de Alcosa:


Nuestro colaborador Carlos Ortega, hijo de Fernando, portero de varios cines, ( entre ellos, estos ) otro hispalense de la nostalgia, recuerda a Gonzalo, el taquillero ( hijo de Pepe Sosa ); José, el guarda; manolito, encargado del bar; y hasta a uno de los operadores apellidado Valdivia. Tiempos de calles solitarias, de autobuses calurosos, de botellitas de Pepsi y de Cola, de la luz roja de exit, de la salamanquesa en la pared, de la araña en la pantalla cuando cortaban la película....

Carlos, desde el recuerdo de su infancia, comentaba que aquel Alcosa era " como de varios colores por fuera ", y que " las películas se proyectaban desde la cabina del cerrado Cine Aeropuerto", aunque aquello sucedió a partir del segundo año de la Terraza en Alcosa, ya que en la primera temporada el cine estuvo colocado cerca de unos pisos pilotos de la urbanización que estaban cerca del campo de fútbol."




Lo cierto y la verdad, es que aquellos cines de verano de barrio y de barriada, fueron desapareciendo, y con ellos el costumbrismo, dejando paso a un enorme halo de nostalgia para quienes, generaciones como la de quien suscribe y otras anteriores, aún queda el espacio para la evocación.

martes, 17 de junio de 2014

La fuentes de San Vicente, San Lorenzo y de la Puerta Real.

LAS FUENTES DE SAN VICENTE, SAN LORENZO Y GOLES

La búsqueda de las antiguas fuentes o pilas de Sevilla nos lleva en esta oportunidad hacia varios de los surtidores de los que menos se ha hablado sobre su existencia, pero sobre los  que hay sabidos fundamentos. En los anteriores artículos sobre las diferentes fuentes en la Historia de la Alameda de Hércules (  las de 1574 y las de 1674-75 ), expusimos varios artículos basados en  lo que realizaron los distintos consistorios, mencionándose la instauración de nuevas y reformadas conducciones de agua que, procedentes del manantial llamado los Caños del Arzobispo, llevaron el líquido elemento a fontanales establecidos no sólo en la Alameda de la Feria ( de Hércules ), sino también en la Plaza del Duque, mas algunos conventos y demás collaciones, incluyendo las de San Vicente, San Lorenzo, Goles....

LA FUENTE DE SAN VICENTE

Según lo que conocemos, la fuente manaba en las cercanías de la iglesia parroquial. Ese es el único testimonio formal sobre la ubicación de la pila, procedente de la Historia de Sevilla de Alonso Morgado, ejemplar impreso en Sevilla en 1587. El largo recorrido, desde la Carretera de Carmona ( entonces, a más de media legua de la ciudad ), donde estaba el manantial del Arzobispo, así como la poca cantidad de agua que restaba a la cañería tras haber surtido las anteriores fuentes ( San Vicente era una de las últimas en recibir ), mas los desniveles de las mismas conducciones, dieron lugar a que durante años se presentasen con asiduidad largos períodos de desavastecimiento unidos a la proliferación de obras.

Tanto la calle Cardenal Cisneros como la plaza de Doña Teresa Enríquez, fueron conocidas desde la instalación de la fuente, en 1574, por el nombre de la iglesia parroquial; esto es: Plaza de San Vicente. Un padrón de 1665 alude a la "plazuela de la Pila de San Vicente". Desde luego, esta última mención nos acerca más aún al establecimiento de la fuente. La Plaza de San Vicente, históricamente, era rectangular, alargada, cerrada en su extremo oriental hasta la apertura en 1960 de la calle Cardenal Cisneros. No obstante, hasta mediados del XIX existen alusiones a la fuente como resultado de las continuas reparaciones de las canalizaciones, mientras que en los distintos planos de la ciudad tampoco aparece el surtidor, pese a que se ha comentado que pudo haber estado adosado a la Parroquia, o bien a la altura de la Plaza de Doña Teresa Enríquez, o bien en lo que es hoy la nave correspondiente al espacio donde la Hermandad de las Siete Palabras conserva los enseres.

En el Archivo Municipal de Sevilla se conserva un plano, en torno a 1763-65, que presenta la distribución de las aguas procedentes del Arzobispo, detallándose la fuente de San Vicente tras las reformas realizadas por el asistente Larrumbe:


LA FUENTE DE SAN LORENZO

Respecto a la pila que se hallaba en la Plaza de San Lorenzo, la única información de carácter visual que tenemos es  la del mismo dibujo del A.M.S. Nos encontramos, por lo tanto, ante una fuente al parecer exenta y culminada en media bola; grande ( todo lo contrario que la de San Vicente ) y de un sólo grifo de riego. Recuerden que esta imagen pertenece a la de 1763-65, cuando desde la Alameda de Hércules partían dos cañerías y una de ellas abastecía a San Lorenzo, San Vicente, zona de Puerta de Goles,....tenemos la sensación que este surtidor pudo ubicarse en el centro de la Plazuela.


LA FUENTE DE LA PUERTA REAL

Si a partir del Renacimiento las plazas comienzan a convertirse en centros neurálgicos de la ciudad - complementando en esta función central a la iglesia -, con la fuente incluida, ejemplo que vemos en la de San Lorenzo, en el medievo, las entradas a la urbe solían incluir entraditas a modo de patios de armas, incorporando también un surtidor que abasteciese principalmente a viajeros , lugareños y ganado variado. Esta guisa permanecía en muchas ciudades, incluyendo Sevilla, como sucedía en la monumental Puerta de Triana y en la de Goles ( o Real ), terminales de las conducciones mencionadas procedente de los Caños del Arzobispo, realizadas en el último tercio del XVI y, posteriormente en el XVIII. Siguiendo con el extracto del plano de 1763-65, apreciamos la fuente de la Puerta Real:


El británico Richard Ford ( 1796-1858 ), hispanista inglés que viajó por la geografía española,  y residió en Granada y Sevilla, habiendo escrito numerosos artículos costumbristas, incluyendo una guía para el viajante. Muy conocidos son sus dibujos sobre temas sevillanos,  como por ejemplo este de abajo, en el que comprobamos la representación una escena cotidiana ante la Puerta Real, hecho a lápiz. Se observa que el surtidor contaba con un abrevadero y un muro aparentemente semicircular. No estamos ante una construcción monumental. A la izquierda aparecen los pilares del hueco de un soportal, hoy en día conservados; mientras que apreciamos las capillas que flanquean a la que fue la Nueva Puerta de Goles, perteneciente al catálogo manierista de Hernán Ruiz II, construida en el lustro 1560-1565.


De esta forma finalizamos otra de las entregas que tratan sobre las diferentes fuentes sevillanas, canalizadas a través de unas larguísimas conducciones que procedían de los entonces lejanos Caños del Arzobispo, reformadas en épocas distintas, pero cuyo denominador original no fue otro que el Renacimiento, período este que supuso un auténtico esplendor y avance hasta entonces nunca visto en distintas disciplinas, incluyendo las construcciones de ingeniería para beneficio de aquella capital del mundo llamada Sevilla.

martes, 27 de mayo de 2014

LA ALAMEDA DESAPARECIDA (5) LA ESQUINA SURESTE

Este blog, como bien conocen nuestros seguidores, ha sido pionero en el estudio de la Alameda de Hércules, principalmente desde principios del siglo XX, pasando por la postguerra y finalizando en los albores de la Exposición de 1992, a tenor de la enorme cantidad de información publicada, material hasta el momento ignoto, consistente en datos e imágenes. Sin embargo, aún quedan algunas aristas para cuadrar el círculo, representándose una de ellas en ese pequeño tramo situado al Este del bulevar que se forma al final de la calle Amor de Dios y al principio de la Correduría, que continúa agrandándose hacia el sur finalizando en Trajano. Es una parte más bien de tránsito, pues los extremos alamedanos acaban en arterias importantes como, además de las mencionadas, Peral o Calatrava, que permiten ir de calle en calle y dar la vuelta al rectángulo herculano. Una toma del Google Maps marcada con una línea roja nos aclarará mejor el espacio que trataremos:


El Sureste de la Alameda,  flanco añejo que encontró la ubicación de lugares populares e históricos como la Cafetería Las Maravillas o el Colegio San Luis Gonzaga, por no olvidarnos de la freiduría La Isla o la administración de quinielas Chispitas, entre otros.

La desembocadura de Amor de Dios hacia Alameda, es abierta, amplia. A la izquierda, en primer término,  se encuentra una edificación fechada en 1930 que correspondió al famoso Café Bar Las Maravillas, espacio ineludible del costumbrismo sevillano, cita de la flor y nata de las clases medias o altas locales, y del flamenco  de entonces: Manuel Vallejo,  Caracol, Realito, Niño Gloria; tiempos de aquel limpiabotas conocido por el Masca, del tranvía que paraba enfrente.

La arriada de 1961 nos dejó imágenes como esta magnífica perspectiva de Las Maravillas gobernando el ángulo entre Amor de Dios y el fondo meridional de la Alameda. Aún podía verse, a la derecha, uno de los magníficos kioskos hexagonales que al parecer complementaron a aquellos otros establecidos en la Exposición de 1929. Detrás del puesto aparece el edificio del centro docente San Luis Gonzaga:



Eugenio García Carrera dejó el establecimiento a sus hijos Eugenio y Claudio, quienes asistieron al declive del local, que pudo haber comenzado a mediados de los 80 hasta su clausura y que permaneció con el cerrojo echado un chaparrón de años. Desde el exterior, a través de sus cristaleras, se podían contemplar las butacas apiladas y empotradas, una pequeña decoración de piedra con luces, a modo de gruta, mientras que en la parte superior, por fuera, se podía leer el nombre del bar  en relieve, evocando el conjunto una reforma sufrida con sabor a la segunda mitad de los 60 y principios de 1970. Era, el amago de lo moderno, mientras que en lo cotidiano se llegaba a la decadencia de una de las cafeterías con más solera de la Ciudad.

El Colegio San Luis Gonzaga, tal y como apuntábamos. Hemos encontrado datos acerca de su existencia desde los primeros años del siglo XX. Al parecer, una de las fachadas de entrada estaba en el número 33 de Amor de Dios; quizá, la parte trasera de Las Maravillas que aún podemos apreciar en la imagen de arriba, justo detrás del carro en la arriada, comunicando casi al frente de la calle Morgado; mientras que otro de sus frontales daba a Trajano, como vemos en esta imagen de la izquierda, que en su momento publicamos en el primero de los reportajes sobre la Alameda. Este Gonzaga no es el mismo que primero, en San Luis, y luego, en la Carretera de Alcalá de Guadaíra, impartía clases para invidentes. En este caso, se daba Párvulos, Primaria y estudios para Ingreso y Bachillerato. Aquellas generaciones de niños ( centro unisexo ), con el paso del tiempo recuerdan las medidas disciplinarias que se aplicaban entonces ( la letra con sangre entra ), hoy en día impensables, sobre todo para unos chiquillos de entre 6 y 10 o 12 años.


Era, al fin y al cabo, no sólo el respeto al profesor, sino también el miedo a ese maestro quien, o bien te abofeteaba o te daba un palmetazo con aquel palo rectangular de madera. En primer término, vemos una imagen del Primer Curso de 1975, en la que figuran en ambos extremos Manuel ( director del centro ) y Rafael ( subdirector ); más abajo, sello del Colegio en un Libro de Escolaridad de la antigua E.G.B.



En el tramo Este de la Alameda, finalizando Amor de Dios, nos encontrábamos  con cuatro establecimientos  que en los años setenta y ochenta llegaron a ser populares. Ubicados de forma consecutiva, nos encontrábamos con el establecimiento de quinielas y juegos de azar Chispitas, la pajarería de Antonio, conocida como La Jaula o El Pájaro Loco, el comercio de electrodomésticos CARBE, mas la freiduría La Isla.

Sobre Chispitas encontramos noticias a partir de anuncios de prensa de a principios de 1970. Se trataba, al parecer, de un local de apuestas deportivas en el que se repartieron numerosos premios, principalmente quinielísticos. Sabemos que bien entrados los 80, fue muy reformado, incluyéndose allí mismo una cervecería, o tal vez abacería. En primer plano, vemos una imagen frontal del establecimiento en B/N fechada en 1972, posando delante los agraciados de algún premio importante proporcionado a través de aquella peña quinielística. Abajo, una perspectiva lograda desde la misma acera del San Luis Gonzaga, en torno a 1981, apreciándose una de las primeras paradas  de  la línea 13,  un kiosko de metal,  y además un viejo 600.


A la izquierda de Chispitas surgieron dos comercios diferentes, como fueron los Muebles y Electrodomécticos Carbe, la pajarería La Jaula y la Cervecería Los Escudos. La primera toma que vemos tras estas líneas, más general, similar a la de arriba, está realizada por un videoaficionado durante la Semana Santa de 1988, ante la Cofradía de La Hiniesta; en segundo término, una visión más cercana, también de aquel Domingo de Ramos, viéndose Carbe y La Jaula. Nuestra Semana Grande siempre fue un buen referente para el aprovechamiento fotográfico de lugares que durante los días cotidianos pasan más desapercibidos.


En aquel espacio, por supuesto que existieron otros negocios anteriormente a los mencionados, tales como la peluquería de Bernabé Cortijo, quien fue padre del pintor sevillano Francisco Cortijo ( 1936-1996 ), o una de las puertas adosadas al colegio San Luis Gonzaga, fue durante años el local de José, el barbero.  Personajes y lugares de otros tiempos y otras modas.

De esta manera, sevilladesaparecida.com abarca otra de las zonas de la Alameda de Hércules menos tratadas por la literatura local hasta el momento, siempre en pos de la finalidad que este portal busca en la originalidad de sus relatos e imágenes.

Agradecimientos a Manuel Melado, popular peluquero de la Calle Amor de Dios y personalidad dentro del arte y las letras sevillanas, por su cuota de colaboración en esta reseña.

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